Las generaciones actuales creen tenerlo todo, pero ni sus apps, ni toda la tecnología que los mantiene encerrados en una burbuja, podrán superar las fabulosas, increíbles y extravagantes fiestas que se vivían en el club más famoso de Nueva York.
Sin duda, hace falta un lugar donde la gente se pueda juntar a escuchar buena música, bailar y divertirse sin miedo a ser juzgado por las redes, ¡cuánto se extraña la libertad que teníamos antes del internet!
El Studio 54 de Nueva York no nació con el nombre que todos conocemos hoy. En 1927, se llamaba Gallo Opera House, el nombre de su creador, y era un teatro. Desde la década de 1940 hasta la de 1970, el edificio albergó el estudio de radio y televisión de la CBS.
Steve Rubell e Ian Schrager, empresarios de la Gran Manzana, compraron y renovaron el edificio en 1977. El nombre se debe a su ubicación en la calle 54 Oeste, entre las avenidas 7 y 8, en el centro de Manhattan, Nueva York.
Studio 54 abrió oficialmente sus puertas el 26 de abril de 1977 y pronto se convirtió en el símbolo de las noches de discoteca, gracias a los numerosos famosos que acudían y al uso de sustancias ilegales, así como a las fiestas privadas que se celebraban en el famoso balcón.
El declive llegó al cabo de unos años debido a la evasión fiscal de los propietarios, que decidieron vender; tras una serie de adquisiciones posteriores, el club cerró finalmente en 1986.
Exclusividad e inclusión
Música a todo volumen, luces brillantes, lentejuelas, bailes desenfrenados. Todo el mundo podía participar en las veladas más de moda del momento, a pesar de que las normas de inscripción eran bastante estrictas. La lista de invitados era la que mandaba, en manos de una de las RRPP más famosas de la época: Carmen D’Alessio. Pero el elemento clave era el código de vestimenta.
La consigna era la provocación, tanto en la vestimenta como en las noches temáticas. Parecía que el objetivo principal era sorprender a la ciudad.
Los paparazzi estaban prohibidos: una vez cerradas las puertas, todo el mundo era libre de ser él mismo y vivir al máximo las horas de desenfado y glamour, cualquier exceso estaba permitido.
En este sentido, es icónico el desfile de caballos con motivo del cumpleaños de la esposa de Mick Jagger, Bianca Jagger. Las celebridades que participaron en las veladas de Studio 54 fueron muchas. Entre ellos estaban Andy Warhol, Woody Allen, Liza Minnelli, Elizabeth Taylor, Al Pacino, David Bowie, Cher, Michael Jackson, Elton John, Amanda Lear, John Lennon, Madonna y Freddie Mercury. Y George Michael, Lou Reed, Truman Capote, Salvador Dalí, Elio Fiorucci, Tom Ford, Diane von Fürstenberg, Martha Graham, Halston, Tommy Hilfiger, Calvin Klein, Karl Lagerfeld. Pero también Jackie Kennedy, Donald Trump, que aún no había entrado en política, con su entonces esposa Ivana. También se recuerda a Loredana Bertè y a los actores Marcello Mastroianni y Gérard Depardieu. La lista es realmente larga.
También hay numerosos artistas como Grace Jones, Chic, Diana Ross y Amii Stewart.
Studio 54 visto desde dentro
El sistema de iluminación era espectacular: incluía columnas con reflectores de colores que emitían efectos luminosos intermitentes a diferentes alturas, luces estroboscópicas y neones giratorios.
El lugar no había alterado la estructura original del teatro, de modo que el patio de butacas y la galería habían permanecido inalterados. El primero se había transformado en la pista de baile, la consola se colocó en la zona del escenario, los famosos sofás de cuero (si pudieran hablar tendrían una historia que contar) se colocaron en el balcón al que se accede por una escalera barroca. Debajo de esta zona estaba el mostrador del bar al que se podía acceder desde la pista de baile.
La zona reservada para las mencionadas fiestas privadas junto al balcón, en la que sólo podía entrar un círculo muy reducido de personas, sigue siendo un misterio hasta hoy. La invitación la hacía el propio Rubell, con algunas excepciones: en varias ocasiones ocurría que el gerente llamaba a personas del público al azar para que participaran en las fiestas exclusivas junto a los famosos.
Con información de Esquire