Foto: Casa de los Frijoles Pintos
El Pueblo Mágico de Mier es el más antiguo de la franja fronteriza que resguarda un sinfín de historias de batallas y edificios que sobreviven a pesar de tener más de 250 años de antigüedad.
En Mier se vive una atmósfera pacífica, quizá porque a pocos metros corre el Río Álamo y se desprenden calles adoquinadas donde se ven artesanos trabajando piel curtida, moldeando barro de colores y bordando chaquira, canutillo y piezas de vidrio sobre colchas y los famosos vestidos de novia.
Jugar a la lotería es un atractivo turístico imperdible de este pueblo. No consiste en comprar billetes, sino en revivir el juego de tableros que se van llenando mientras se “cantan” figuras plasmadas en cartas. En Mier, la lotería es pintada a mano por artistas locales y cada tablero está conformado por 75 casillas.
Por las tardes, decenas de familias acuden a la Plaza Hidalgo, en donde se les ve en las bancas listas para escuchar el canto de las cartas, el cual es muy particular, pues cada figura se asocia al verso de una canción o descripción de la vida diaria.
Al estar atravesada por tres ríos, Álamo, Bravo y San Juan, cada uno regulado por una presa, el Pueblo Mágico de Mier, en Tamaulipas, ofrece diversión en el agua. Se puede practicar pesca deportiva, pasear en kayak o darse un chapuzón en aguas sulfurosas. En las riberas hay áreas de acampado para ver las estrellas por la noche y se han trazado senderos para recorrer a pie o en bicicleta de montaña, mientras se observan aves.
La mejor manera de llegar al Pueblo Mágico de Mier es a través del aeropuerto de Reynosa. Después, hay que abordar un autobús que cubre el trayecto en dos horas.
Imperdible visitar:
- Parroquia de la Inmaculada Concepción
Es el rostro de la Plaza Juárez y la primera edificación que se construyó tras la fundación de Mier en 1753. Atesora reliquias con más de 200 años de antigüedad como dos pilas bautismales, una empotrada a la pared y otra movible. También conserva añejos libros de registro de nacimientos, bautizos, bodas y defunciones. Dos ejemplares datan de 1767, en uno de ellos es visible el registro del primer bautizo celebrado el 1 de abril de dicho año, de la niña Ana María Ramírez. Mientras, que al siguiente día, sucedió el primer fallecimiento, el de doña Isabel Catalina, ambos sucesos tienen la rúbrica del fraile frnciscano Francisco Pérez.
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Otro dato interesante es que el atrio es coronado por un pelícano de piedra que representa la imagen de Jesús, además de los pasajes subterráneos con catacumbas donde reposan los restos de los fundadores de la ciudad.
Casa de los Frijoles Pintos
Sus muros de arcilla sirvieron de prisión para 200 soldados texanos que intentaron formar la república fronteriza. Sin embargo, las tropas nacionales los combatieron, apresaron y condenaron al fusilamiento por orden de Santa Anna. Para evitar un derramamiento masivo de sangre, el fusilamiento se llevó a cabo a través de un sorteo: en un bote se colocaron 176 frijoles pintos y 24 negros, los texanos fueron vendados de los ojos para seleccionar un frijol, si éste era negro entonces su desenlace era la muerte. Los salvados fueron enviados al castillo del Salado en San Luis Potosí y, posteriormente, liberados.
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Hoy, la casa no solo cuenta esta trágica historia, también exhibe armamento y documentos de las batallas entre el ejército mexicano y estadounidense en el siglo XIX.
¿Cómo llegar?
La mejor manera de llegar al Pueblo Mágico de Mier es a través del aeropuerto de Reynosa. Después, hay que abordar un autobús que cubre el trayecto en dos horas.
Con información de Visit México