México es el país americano con el mayor número de objetos expuestos en Europa. Se encuentran dispersos en 450 museos, iglesias, bibliotecas, y organizaciones dedicadas al arte y la cultura.
Esto puede ser bueno o malo, dependiendo del punto de vista. Algunos preferirían tenerlos en casa, pero otros creen que es mejor dejarlos donde están. En nuestro país existen cientos de museos poco valorados por los mismos mexicanos. Si estuvieran aquí estos tesoros, serían una pieza más.
En cambio, si permanecen en el extranjero nos representarían en el mundo como una cultura mexicana maravillosa, como hasta ahora lo han hecho.
Lo que sí es lamentable es que los tesoros de la nación lleguen a manos de particulares como lo fue hace unos días. Pese a la oposición de México, 130 piezas pertenecientes del patrimonio cultural mexicano, en concreto de Teotihuacán, Guerrero, Oaxaca y diversos estados del sureste de México, región de la cultura olmeca y maya, fueron subastados en Francia por 1.2 millones de euros.
Aquí conocerás 5 tesoros mexicanos que se encuentran en museos europeos:
El penacho de Moctezuma
Este tocado de plumas verde y azul con plumas de quetzal y más de 1,000 pequeñas placas de oro, pudo haber pertenecido al jefe azteca Moctezuma y está exhibido en el Museo de Etnología de Viena.
Se mencionó por primera vez en 1596 en un inventario del archiduque Fernando II del Tirol, que tenía en su haber una numerosa colección de armaduras y “maravillas naturales”, según el Museo. El penacho fue trasladado a Viena a principios del siglo XIX. Puedes apreciar una réplica de este penacho en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.
El penacho de Cuauhtémoc
Este penacho, que hace parte de la colección de Gleason, es para el autor quizá el objeto más “insólito” que descubrió en su investigación, pues aunque no se ha comprobado que haya pertenecido a Cuauhtémoc, de comprobarse que sea un objeto de arte plumario prehispánico, sería el octavo de la colección mundial. Está expuesto en el Museo de Quai Branly en París.
La serpiente azteca de dos cabezas
Esta pieza que data de entre los años 1400 y 1521, está hecho de madera de cedro y está cubierto de pedazos de conchas de ostras espinosas turquesa y roja.
Los mexicas consideraban que las serpientes eran criaturas muy poderosas y multifacéticas y “podían unir las esferas (el inframundo, el agua y el cielo) debido a sus características físicas y míticas”, dice la página del British Museum, donde está expuesta esta escultura. “Las serpientes también se asociaron con la fertilidad y el agua, debido al movimiento ondulante de sus cuerpos”.
La máscara de Quetzalcoatl
Esta estilizada máscara, que data de entre los años 1400 y 1521, representa dos serpientes entralazadas de mosaico azul y verde, que con sus cuerpos crean la nariz y ojos asociados a Tláloc, el dios de la lluvia. Estos mosaicos turquesa, de 18 centímetros de alto, están expuestos en el Museo Británico.
Nican Mopohua
Este manuscrito es una versión de las apariciones de la Virgen María a Juan Diego. Data de entre los años 1500 y 1600, según la Biblioteca Pública de Nueva York, donde se encuentra este documento.
Los estudiosos sostienen que puede ser la primera versión escrita del cuento de Juan Diego y las apariciones en el cerro del Tepeyac. El manuscrito pudo haber sido escrito por la mano de Anotonio Valeriano (1531-1605) y por lo tanto es la versión más próxima a la versión original de la narrativa de Juan Diego que los cuentos posteriores.
Máscara de Tezcatlipoca
Tezcatlipoca fue el dios azteca de la noche y todas las cosas materiales. La figura está hecha en turquesa y obsidiana. Creada en el siglo XV, se encuentra en el Museo Británico de Londres. Esta máscara representa una de las cuatro deidades más poderosas que se encontraban entre los más importantes dioses del panteón mexica. Tezcatlipoca es el señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas.
Con información de Expansión