Discreto, hábil, paciente, calculador, pero sobre todo un gran conocedor de la ley ha resultado el fiscal Gilberto Higuera Bernal. Desde hacía mucho tiempo, el área de la Fiscalía General del estado de Puebla (FGE) no había tenido un titular que le diera buen rumbo a esa dependencia.
Mucho se ha especulado sobre su estancia en el cargo aquí en Puebla, algunos porque le ven muchos espolones para irse a una posición mayor y otros porque el éxito se persigue de oficio y cuando se hacen las cosas bien, se mete orden, siempre habrá quien se queje o genere envidias; lo cierto es que don Gilberto Higuera seguirá aquí a menos que sea llamado para una responsabilidad más grande.
En otros años, la Procuraduría General del estado se vio envuelta en escándalos de corrupción o en pleitos por el poder; un ejemplo de ello fue cuando Adolfo Karam Beltrán se confrontó con la entonces titular de la dependencia Blanca Laura Villeda. Incluso, por allá del 2006, circuló un video en el que ella le gritaba a Karam (entonces jefe de la Policía Judicial): “¡Yo soy la procuradora, pendejo!”. Entre ambos no hubo química laboral y ella detestaba al jefe del entonces grupo “Sagitario”.
Posteriormente, llegó a Puebla Víctor Carrancá, pero a muchos no les convenció su estilo y sobre todo algunos personajes a su alrededor, a quienes acusaban de manipular la dependencia a su antojo. Finalmente, Carrancá fue impuesto y protegido por Rafael Moreno Valle hasta que al final apareció en la escena don Gilberto Higuera Bernal.
Desde su llegada comenzó a darse un orden en la FGE.
Abogado de profesión, con maestría en Derecho Constitucional y con doctorado en Derecho por la UNAM, jamás ha torcido la ley, ni ha inventado delitos. De un perfil discreto y, sobre todo, prudente, ha evitado ante todo el protagonismo.
Sus acciones van acompañadas de certeza jurídica.
Jamás toma decisiones fuera de la ley o venganzas personales o hechas con la víscera, todo lo contrario. Quien lo ha tratado sabe que analiza bien sus casos y obliga a sus subordinados a conducirse con ese mismo espíritu.
No es que sea infalible, pues nadie lo es, hasta al mejor cazador se le va la liebre, pero al menos intenta no sólo atacar a la delincuencia, sino prevenir los delitos. México se ha convertido en un polvorín y las bandas criminales, los cárteles, las organizaciones delincuenciales crecen como metástasis, pues al final es un maldito cáncer y pese a todo Puebla es de las entidades más seguras, claro, no es lo mismo la entidad de hace 20 años a ahorita, pero diario se lucha contra la inseguridad, tampoco estamos ciegos y sordos.
No obstante, pese a todo, se ve la mano de don Gilberto Higuera, quien participa activamente en las mesas de seguridad que convoca el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina para detener y combatir a los mañosos. Todos los días está al pie del cañón.
No es gratuita su estancia en la Fiscalía poblana. También, dicen los que saben, que es bien visto desde la federación. No es ningún improvisado. Todo lo contrario. A veces, los que nos dedicamos al oficio de tundir teclas, de reportear, quisiéramos ver que todos los casos policiacos se resolvieran en un santiamén, quizá por ahí va nuestra crítica y exigencia, pero la realidad es que no es así, no son enchiladas.
El combate a la inseguridad es todo un proceso jurídico que se debe llevar a cabo y si alguien ha resuelto muchísimos casos en el mejor tiempo posible ha sido don Gilberto Higuera.
Diría el clásico: se dice fácil, pero no lo es.
Ser fiscal implica mucha responsabilidad, mucha tenacidad, demasiado compromiso porque no es la cara bonita de cualquier administración. Para combatir al crimen se necesita mano dura, pero sin romper la ley, sin manipularla al antojo, sin torcerla y soportar todo tipo de comentarios, críticas y, a veces, hasta fuego amigo.
Ahí es donde entra la paciencia y la prudencia.
Ese ha sido el buen tino de don Gilberto Higuera.