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Con un saco de lentejuelas de tintes azules y pantalones oscuros, Parsons emergió a eso de las 20:30 horas, cobijado a sus espaldas por la poblana Filarmónica 5 de Mayo y en paralelo, su banda de rock comandada por el vocal estadunidense Paul Josef Olsson.
Los gritos rápidamente se desencadenaron para celebrar poco más de 40 años de carrera de la celebridad al sentirse “Standing On Higher Ground”, en poderosa apertura de The Alan Parsons Symphonic Project.
La orquesta de Puebla relució de principio a fin con 40 músicos en escena, luego de emprender un recorrido de nostalgias y éxitos al oírse los cantos de Parsons con “Don’t Answer Me”.
“¡Hola México, muchas gracias!”, saludó en español el también productor e ingeniero de sonido, para darle paso a Olsson con “Time”, una estremecedora versión que lo hizo temblar casi hasta las lágrimas.
Un viaje cósmico que armoniosamente pasaba entre lo orquestal, rockero y electrónico, formó parte del programa con un Alan visiblemente contento junto a todos sus músicos. “Ammonia Avenue” y la entrañable “I Robot”, acrecentaron la euforia de cierto sector del público que vociferaba en inglés champurrado:
“I love you Alan, ¡maestro!”
Con “Breakdown” llegó uno de los momentos conmovedores para expandir un ambiente que clamaba libertad pero que a su vez se disfrutaba. Todos los presentes se unieron al coro:
Freedom, freedom, we will not obey.
Freedom, freedom, take the wall away.
Take the wall away.
Continuaron con “Don’t Let it Show” y “Luciferama”; Paul Josef Olsson levantaba las manos en señal de que los afortunados de la zona baja y frontal del Auditorio podrían acercarse al entarimado y verlos más cerca. Sin prácticamente pausas se oyeron los acordes de “Old and Wise”, “Damned If I Do” y “Silence and I”, generando una fiesta de formato íntimo.
Llegó “Prime Time” con la cual se enfilaba el cierre del recital; cual encore ofrecieron “Sirius” en conjunto con la clásica “Eye in the Sky”, alcanzando el éxtasis generalizado entre aullidos e inusitadas lágrimas en algunos de los congregados.
Así parecía que despediría la entrega cuando Alan Parsons y compañía partieron hacia atrás; sin embargo, regresaron para regalar otras dos: “Dr. Tarr and Professor Fether” y “Games People Play”.
Pasaditas las diez y media de la noche, el cantante y productor londinense junto a su banda de rock pasó al proscenio, rindiendo reverencia a sus fans al igual que a la Filarmónica 5 de Mayo de Puebla, cuyos ejecutantes se pusieron de pie para recibir estruendoso aplauso.
Alan Parsons salió honrado con su misión cumplida, sonriente por la misma pasión astral con la que se contagiaron sus seguidores mexicanos ante magistral show.
Tras el éxito en la Ciudad de México, la proeza fue repetida ayer por la noche en el Auditorio Metropolitano de Puebla, con igual entusiasmo del público.