Ganas de gin tonic hay siempre, pero más si cabe en verano. Así que vamos a recuperar la clase maestra que nos dio hace ya tiempo el barman de Martin Miller’s, Eduardo Barrios, para preparar en casa un gin tonic digno de la mejor coctelería. Este cóctel en concreto es perfecto para el brunch porque, según nos contó, tras una larga noche, podemos permitirnos regular nuestro organismo con un punto de alcohol (ojo, sin pasarse).
Lo primero que hay que hacer es escoger nuestro vaso para preparar combinados, como un old-fashioned, y poner dentro dos o tres hielos. Como los tamaños varían, «la regla es llenar el vaso con los que quepan». Después, hay que enfriarlo bien para que nuestra bebida sea todo lo refrescante que se espera. Lo conseguimos removiendo los hielos. Como sabemos que puedes estar tentado a hacerlo con el dedito, mejor ten a mano una cucharilla imperial, esas con el mango largo y en forma de espiral.
Como durante este proceso es posible que el hielo se haya transformado en agua, hay que retirarla. Lo haremos con un colador de gusanillo, un utensilio de acero inoxidable y forma redondeada para adaptarse al vaso. Una vez lista la copa sin nada de agua residual en su interior, podemos echar la ginebra. Aquí son importantes las medidas, con unos 5 cl. será suficiente. Si no te apañas, puedes recurrir también a un vaso medidor.
Un consejo respecto a este punto: si guardas tanto la ginebra como la tónica en la nevera, la diferencia de temperatura entre el hielo y el líquido será menor, con lo que este tardará más en derretirse y por consiguiente, que diría Felipe González, tu copa no se aguará tan rápido y estará en mejores condiciones durante más tiempo.
Ahora llega el momento de echar la tónica intentado que no se escape el gas. Para conseguirlo «tapamos la boca de la botella con la cuchara y vamos haciendo que caiga poco a poco». Otro consejo importante aquí es hacerlo lentamente y con la menor distancia posible entre la botella de tónica y la copa. Cuanto menos agresiva sea la caída de la tónica dentro del vaso, menos burbujas se romperán y más fuerza conservará el combinado.
Llegados a este punto, lo único que queda es perfumar nuestro gin tonic. Para ello utilizaremos una piel de limón y unas rodajas de naranja deshidratada. Cuando la naranja empiece a hidratarse, soltará todo su jugo. Además, para que el limón libere todo su perfume, podemos «darle un toque sobre el borde del vaso o retorcerlo».
Y una vez seguido todo el proceso… ¡a disfrutar de nuestro copazo!
(Con información de Esquire Español)