Hasta hace relativamente poco tiempo, no más de 9 u 10 años, las ventas de discos en formato físico se mantenían a buen ritmo. Ya no se trata de CD, discos de vinilo o incluso cassettes, la compra de música en digital ha hecho que olvidemos nuestras colecciones de discos físicos. Hay que reconocer que resulta muy práctico descargar cualquier aplicación y tener a tu disposición millones de canciones.
Nuestra manera de vivir nos reclama inmediatez, y consumimos productos digitales en cualquier momento y ocasión. Basta con entrar en cualquier transporte público para comprobar cómo gran parte de los viajeros están con sus auriculares escuchando música o visionando cualquier contenido.
Es más, los nacidos en el segundo milenio podría decirse que solamente conocen este tipo de formato, aquello de tener que introducir un disco o una cassette en un aparato reproductor y darle al Play ya no va con ellos. ¿Por qué tener un solo contenido cuando puedes tener más de lo que puedas escuchar en varias vidas ene momento? Solamente, quien decide vender sus discos, se queda con aquellos que tienen un significado especial. Por ejemplo, alguna rareza, el regalo de algún amigo, familiar o pareja o ese disco que consiguió comprarse con tantísimo esfuerzo.
Los discos, ¿qué hacer con ellos?
Un paseo por cualquier plataforma de venta de artículos de segunda mano es una muestra palpable de cómo está el panorama. Sí, ya no queremos tener más trastos en casa y les estamos dando salida. A excepción de los auténticos coleccionistas, el usuario medio de la oportunidad de ganar espacio y algo de dinero mientras nunca pierde la ocasión de seguir escuchando esos discos que ya ha vendido. Spotify o Apple Music se lo va a brindar de manera automática.
Ahora bien, hay quién se resiste a ello. O bien le puede la nostalgia o siempre encuentra un hueco en el que guardar esos discos. La cuestión es preguntarse si sigue escuchando música de esa manera o es un proceso sin retorno. Todas estas preguntas nos las podemos hacer ya no solo con los productos musicales, sino también con el formato vídeo. Las cintas VHS parecen haber tomado el mismo camino que hizo en su momento el cassette, y el DVD puede que tome el mismo camino. ¿Veremos las plataformas de ventas plagadas de películas en DVD o dejarán de interesar definitivamente?
El proceso de digitalización es imparable, y parece que no habrá retorno. La mejora en los precios de las tarifas de datos y la llegada de redes de alta velocidad lo está acrecentando. A fin de cuentas, el formato digital también está plagado de ventajas, aunque en el caso de los discos nos deja sin aquellas estupendas portadas y sin los libretos con las letras de las canciones y los créditos. Cosas del progreso, que nos brinda llevar 70 millones de canciones en el bolsillo, pero que nos priva del arte gráfico.
Con información de Muy Interesante