Creemos que es una obligación mostrar el trabajo de esta escritora, que durante mucho tiempo fue censurada y que ahora puede inspirar a las nuevas generaciones a aceptar las diferencias y a nunca rendirse ante la intolerancia.
Sofia Parnok fue una poeta rusa y judía nacida en 1885, considerada la única voz abiertamente lesbiana de la Edad de Plata de la poesía rusa. A lo largo de su vida publicó cinco volúmenes de poesía y un importante número de críticas literarias, además de escribir los libretos de varias óperas. A pesar de sus logros, su trabajo sigue siendo relativamente ignorado.
Sofia comenzó a escribir poesía a la edad de 6 años, pero fue durante su adolescencia cuando sus escritos empezaron a ser un medio para explorar sus sentimientos, sexualidad y fantasías, al igual que para cuestionar sus identidades rusa y judía. Todo lo anterior le ayudó a aceptarse a sí misma por lo que era y a no dejarse afectar por la desaprobación de los demás. Aunque contrajo la enfermedad de Graves, un padecimiento tiroideo que impactó en su apariencia, Sofia también aceptó ser diferente.
A la edad de 21 años, Parnok fue publicada por primera vez en una revista literaria. Fue también en esta etapa de su vida cuando comenzó a publicar sus reseñas literarias bajo el seudónimo masculino de Andrey Polyannin, pues deseaba que fueran tomadas en serio.
Tomado de Poemas (1916), de Sofia Parnok:
Ojos cegadores de la
Santa Madre y el Niño Salvador.
Aroma a incienso, cera y aceite.
Sonidos de suave llanto llenando la iglesia.
Velas derritiéndose, sostenidas por mujeres jóvenes, dóciles
En sus rígidos puños de piel fría y áspera.
Oh, róbame de mi muerte
Tú, cuyos brazos son bronceados y frescos,
Tú, que pasaste, ¡emocionándome!
Acaso no hay en tu desesperado nombre
Un viento de todas las costas azotadas por las tormentas,
Marina, ¡bautizada en honor al mar! -Agosto 5, 1915, Sviatye Gory
Las relaciones del mismo sexo en Rusia y la Unión Soviética
La siguiente cita de una carta que Antón Chéjov escribió a su editor, en 1895, da una idea de la actitud que tenían los rusos de aquella época frente a las relaciones del mismo sexo:
“El clima en Moscú es bueno, no hay cólera, tampoco hay amor lésbico… ¡Brrr! Recordar a esas personas de las que escribes me hace sentir náuseas, como si hubiera comido una sardina podrida. Moscú no las tiene —y eso es maravilloso”.
Durante el régimen de la Unión Soviética, el gobierno de Stalin criminalizó las actividades homosexuales entre hombres después de haber sido despenalizadas por la constitución de 1918, a pesar de que se mantienen dudas sobre si dicha despenalización fue intencional o no. La homosexualidad fue declarada oficialmente como un desorden mental a finales de la década de 1920.
La sexualidad de Parnok causó conflictos en su casa. Alguna vez escribió: “A los ojos de mi padre soy una chica salvaje y nada más. Mi forma de pensar y mis gustos ofenden sus valores patriarcales y me trata con condescendencia”.
La única opción que tenía Sofia para independizarse y mudarse a San Petersburgo, donde finalmente podría conocer otras personas homosexuales y sentirse parte de una familia, era llegar a un acuerdo con uno de sus amigos y casarse con él. Aunque estaba claro desde el principio que el matrimonio no sería más que un arreglo, eventualmente Sofia se sintió muy sofocada y decidió divorciarse para vivir por completo independiente en Moscú.
Después de 1928, la poesía de Sofia fue censurada y su publicación fue prohibida. Para evadir la censura soviética, Sofia y sus amigos intentaron fundar una editorial cooperativa llamada Uzel (que significa “nudo” o “grupo”); sin embargo, el gobierno pronto se enteró de sus operaciones y rápidamente la cerró.
La salud de Sofia continuó deteriorándose a causa de su enfermedad y murió de un ataque cardíaco en agosto de 1933 en Moscú, rodeada por tres de las mujeres que la amaron. Sus poemas permanecieron prácticamente en el olvido hasta que fueron redescubiertos casi 50 años después de su muerte.
Con información de Domestika