La muerte francesa, “petit mort” o pequeña muerte, llámalo como quieras, es el periodo refractario o periodo de refracción, ese estado cerebral inmediatamente posterior al orgasmo que normalmente provoca un estado de hipersensibilidad, relajación y somnolencia. Pero que, en algunas mujeres, antes de la bajada se da un subidón final que lleva casi (o sin el casi) al desmayo.
Hay algunos estudios que han analizado ese momento con todo tipo de pruebas de seguimiento de la actividad cerebral. Y sí, existe, no es un mito.
Simplificando un poco el proceso, lo que sucede es que las terminaciones nerviosas de la zona estimulada a intensidad y ritmo altos envían tantos meneos al cerebro que la amígdala, el cerebelo y compañía se ponen como locos a liberar dopamina, endorfina y oxitocina. Y en el clímax, el cerebro pone todo su foco en esto y se inhibe la zona frontal, la de la consciencia.
Es decir, no es que el orgasmo disminuya la actividad cerebral y por eso se produce el desmayo, sino todo lo contrario. Hay tanta actividad que prioriza la atención al placer sobre la consciencia.
Si te dejas de prejuicios y poses en el sexo, puedes elevarte y alcanzar este estado casi “espiritual”. ¡De nada!
Con información de Esquire / Ilustración por Brunancio de Revista Watt