POR MARIANA SÁNCHEZ LÓPEZ
En 2004, Paola de la Concha y un grupo de arquitectos tuvieron la grandiosa idea de generar alternativas artísticas para resignificar los espacios de convivencia en la ciudad, retratando en murales las historias de las familias y de los barrios.
Esa iniciativa se convirtió en Colectivo Tomate, una asociación civil que ha creado murales en Xanenetla o Cholula, en Puebla, pero también en Querétaro, Ciudad de México y Xicotepec. Quizá una de sus intervenciones más sobresalientes sea la del barrio de Xanenetla.
En 2009 eligieron este lugar por su traza única y por tratarse de un barrio fundacional, pero también porque la ciudad lo había relagado al olvido: “Nosotros escogimos este lugar para contar la historia de Xanenetla, para que se pudieran platicar la historias de los habitantes de este lugar, traer los ojos de la ciudad a este barrio que normalmente era catalogado como un barrio peligroso”. Para lograr que la gente aceptara el proyecto, tocaron puerta por puerta de cada uno de los habitantes, los invitaron a reuniones y les platicaron de qué se trataba.
Algunos accedieron enseguida, pero otros fueron más reticentes. En un principio aceptaron tres familias, pero al poco tiempo el resto se fue sumando. Sin embargo, Colectivo Tomate tiene algo muy claro: el proyecto no son los murales per se, sino las personas: “Ellos son el proyecto, no usamos su fachada, de lo que trata el proyecto o lo que nosotros proponemos cuando nos acercamos es que se van a contar sus historias en murales, en su casa. Es lo que se pinta, las historias de las familias”.
Para la realización del proyecto, se hace una convocatoria pública, a nivel nacional e internacional, para elegir a los artistas. Luego se traen y se quedan un periodo de dos semanas. Durante ese tiempo se generan distintos eventos: desde talleres de educación no violenta y del papel del ciudadano, hasta la elaboración de pintura con baba de nopal y otras técnicas que comparten los mismos artistas.
Al mismo tiempo, se incluye a la gente del barrio con talleres que a ellos les gustaría ofrecer, lo cual provoca un intercambio cultural muy enriquecedor: “El sentimiento es que generas conversaciones posibles, también propiciamos la transformación del espacio y con esa transformación la gente convive diferente y tiene un impacto en la manera en que viven, pero lo que más nos interesa es la conexión entre las personas”.