Antes de cualquier otra consideración, vale la pena destacar que ‘Horizon Forbidden West’ es un juego visualmente espectacular. La variedad de sus entornos, la increíble escala que sugieren, la multitud de detalles con los que están adornados los escenarios (de la vegetación y la fauna a los efectos atmosféricos y lumínicos), el cuidado con el que se han diseñado los detalles de indumentarias, gestos, construcciones, materiales, los espectaculares fondos acuáticos… en más de un momento (y más de dos) de la aventura de Aloy el jugador va a tener que parar a tomar aire ante la variedad y perfección de los estímulos visuales que está recibiendo.
Y eso se puede trasladar también a los personajes y su expresividad. Es cierto que, posiblemente, la falta de emociones de Aloy va a desatar más de una crítica, aunque puede ser más un problema de guión (las motivaciones de la heroína para «salvar la humanidad» nunca están del todo claras) y también como una decisión consciente de que sea un lienzo en blanco donde el jugador pueda identificarse. Cualquier aficionado a los videojuegos interesado en los límites de la representación visual y a dónde es capaz de llevar la tecnología y la creatividad de esta generación de consolas debería pasearse por el mundo futuro de Aloy, porque es una experiencia notable.
Una prolongación del primer Horizon
Dejando aparte las cuestiones técnicas y visuales, donde ‘Forbidden West’ brilla sin esfuerzo, está claro que Guerrilla ha optado por una continuidad absoluta con el primer título de la serie. Los combates siguen desarrollándose con arco, explosivos, y otras armas mejorables con las piezas que van dejando caer las máquinas vencidas. Tenemos nuevas inclusiones en el arsenal, alguna de ellas muy bienvenida, como el gancho que dota de una movilidad extraordinaria en combate a Aloy.
Ahora los combates son más veloces y violentos, y a la vez más estratégicos, ya que es posible alejarse rápidamente de las escaramuzas para replantear el terreno de juego y las posiciones de los enemigos. Hay, lógicamente, nuevas armas, y quizás las más destacables sean las bombas de humo y el disco de metal que se comporta como el hacha de ‘God of War’.
También se han multiplicado los árboles de habilidades, ahora divididos en seis: guerrera, trampera, cazadora, superviviente, infiltrada y maquinista, lo que permite orientar mucho mejor las habilidades de Aloy según nuestra forma de jugar. En cualquier caso, son cuestiones que, en menor medida, ya estaban en la primera entrega, y habrá quien las prefiera incluso en la versión más sencilla del juego anterior.
Donde sí se innova algo más es en la posibilidad de dotar de tres ataques especiales a cada arma o en alguna pieza concreta del arsenal como la javalina. Para explorarlas a fondo el jugador tiene que sumergirse en las misiones secundarias, lo que como veremos es quizás una de las características primordiales de ‘Horizon: Forbidden West’.
‘Horizon Forbidden West’ tiene una misión principal tan breve (unas quince horas), obviamente el conjunto de la duración del juego. De hecho, la sensación que queda, si primero te centras en la parte nuclear de la propuesta de Guerrilla, es que el resultado no es tan grande y ambicioso como se preveía en un principio. Se nota sobre todo en las ciudades pertenecientes al pasado: muchas de ellas se apuntan como posibilidades o se atraviesan muy fugazmente, pero están muy lejos de ser explotadas a fondo. ¿Quizás era un plan inicial que hubo de desecharse? En cualquier caso, están lejos, por ejemplo, de la exploración de la ciudad devorada por la vegetación que nos proponía ‘The Last of Us 2’. Algo similar pasa con la anticipada nueva tribu que se encuentra Aloy: promete mucho más de lo que finalmente aporta.
Muchas de las otras novedades del juego son meramente anecdóticas, como el ala planeadora o la mayor cantidad de máquinas a las que domesticar, montar y usar en combate. Vale la pena detenerse, eso sí, en la nueva escalada dinámica, que nos permite ascender por grandes construcciones y accidentes geográficos.
Nuestro Foco nos permitirá visualizar zonas de agarre y apoyo, lo que simplifica estas pruebas, pero si no se activa el Foco, a menudo nos encontraremos con zonas que hay que examinar a fondo en busca de estrategias para ascender.
Sin duda, hay altibajos en este ‘Horizon: Forbidden West’ que, en cualquier caso y como decíamos más arriba, sigue siendo una cita imprescindible para todos los jugadores que quieran ser testigos de la potencia de la última consola de Sony. Pero, en el otro lado de la balanza, tenemos ante nosotros cuestiones como el argumento, que no está tan elaborado (además de que, por supuesto, ha perdido el factor sorpresa) como el de la primera entrega, y muchas veces se siente como una mera prolongación de aquel.
Horizon: Forbidden West’ tiene todas las virtudes, pero también los problemas de un Triple A exclusivo. Quizás juegos como este nos deberían servir para poner sobre la mesa la necesidad de títulos exclusivos y carísimos que dejan el riesgo a un lado para entregarnos justo lo que queremos de ellos. ¿Necesitan los jugadores más apuestas como ‘Forbidden West’ o con la llegada de servicios como Game Pass y la desaparición de las grandes consolas como puntos de apoyo inamovibles de la industria son una especie en vías de extinción, como la civilización del pasado cuyos restos examina Aloy?
Con información de Xataka