El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) iniciará el estudio multidisciplinario de los yacimientos de fósiles, mayormente de mamuts, descubiertos en los terrenos donde actualmente se construye el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. El estudio también comprenderá la zona Tultepec II, ubicada en San Antonio Xahuento, a 14 kilómetros de la Base Aérea Santa Lucía.
Los fósiles descubiertos representan una colección única para el área de la zona tropical de América, pues en ella se han localizado muy pocas poblaciones de mamuts; los descubrimientos con mayor número de individuos están ubicados en lugares más al norte y fríos, como Alaska, en Estados Unidos, y Yukón, en Canadá, de ahí que destaque el descubrimiento en Santa Lucía.
La finalidad del proyecto, titulado “La prehistoria y paleoambiente del noroeste de la Cuenca de México”, es ahondar en los 20 mil años de historia de la vida en el noroeste de la Cuenca de México, en lo que eran las orillas del lago Xaltocan; así como en las posibles interacciones de la fauna del Pleistoceno Tardío, hace por lo menos 10 mil años, con las primeras poblaciones humanas en esa región.
En un comunicado, Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH, comentó que se trata de un esfuerzo del INAH por estudiar de forma multidisciplinaria un contexto único; y que en este estudio se conjuntará el trabajo y conocimientos de diversas disciplinas como: arqueología, paleontología, química, física, geología, antropología física, para entender los procesos por los cuales esta fauna quedó depositada ahí.
Agregó que “el apoyo de paleontólogos permitirá recrear ese espacio único y conocer aspectos sobre la biología de los mamuts: sus dietas, morfología, tallas, genética, así como los procesos de deposición y constitución en fósiles, a través de una serie de estudios a realizarse en distintos laboratorios del INAH y de otras instituciones, como la UNAM, que se suman al esfuerzo”.
Felisa Aguilar Arellano, presidenta del Consejo de Paleontología del INAH, detalló que “se busca obtener la mayor cantidad de información del contexto paleontológico”, por lo que se tomarán muestras de polen, sedimentos, rocas y huesos, entre otros, para llevar a cabo análisis en el laboratorio; asimismo, se revisará la información ya obtenida por los arqueólogos en las excavaciones y se intervendrán todos los fósiles asociados a estos contextos.