Isabell II tiene un lado divertido y humano que muy pocas veces ha sido captado, no es la reina gélida y pétrea que todos piensan, y más cuando se trata de disfrutar una carrera de caballos.
Para celebrar sus 70 años de reinado de una manera diferente, Roger Michell, director de Notting Hill, presentó el documental «Elizabeth: A Portrait in Parts» donde veremos un lado más humanista y realista de la monarca.
La película de Roger Michell, quien falleció en septiembre del año pasado, no es un solemne repaso por sus 70 años de reinado, ni el intento de humanizar su figura desde la ficción, como la serie The Crown. Con un hábil montaje y grandes dosis de humor, combina desde la veracidad el tributo con la crítica amable.
“El proceso para solicitar el uso de imágenes a los archivos reales es muy largo. Nosotros decidimos ser honestos. Les explicamos que no íbamos a hacer un documental al uso. Les dijimos que no iba a ser cronológico, ni iba a haber expertos comentando, ni voz en off… pero sí que queríamos ser algo traviesos, hacer alguna broma y pasarlo bien. Aceptaron y, cuando terminamos la producción, les enseñamos lo que habíamos hecho. Nos dijeron que les parecía bien”, cuenta Kevin Loader, el productor del documental, que se proyecta durante estos días en el festival suizo Visions du Réel.
El equipo de la película encontró material de la reina muy poco común en archivos alemanes, que habían registrado la visita de Isabel II a distintas ciudades del país en los años 60, cuenta el productor.
El collage resultante recopila cientos de imágenes de la reina a lo largo de todos estos años practicando ese característico movimiento de muñeca con el que las monarquías saludan a su pueblo. O dando la mano a otros rostros famosos, entre ellos a una quincena de primeros ministros británicos a los que ha sobrevivido. O pulsando botones, una y otra vez, en sus numerosas visitas a fábricas del país.
En este astuto y dinámico documental también hay tiempo para la seriedad. Aparece como la monarca más longeva de la historia. Y como la figura —de tan solo 1,52 centímetros de altura— en torno a la que se ha consolidado la Commonwealth. Es la mujer sobre la que recae una corona tan pesada que, tal y como se le escucha decir a ella misma en un momento del documental, entre la literalidad y la metáfora, puede partirte el cuello al menor movimiento en falso.
Roger Michell recurre a las propias palabras de Isabel II para legitimar los momentos más ácidos que incluye en su último trabajo. El documental también aborda los muchos momentos horribilis de su larga estancia en el trono. Y no solo se limitan a 1992, ni a Sarah Ferguson, Lady Di o Meghan Markle. También recuerdan algunas protestas callejeras. El montaje de la editora Joanna Crickmay, que se prolongó durante más de un año, intercala estos recuerdos negativos con las imágenes del incendio en el castillo de Windsor del año 1992 que amenazó su tesoro artístico.
El director Roger Michell dejó unas palabras escritas sobre el proyecto antes de morir: “Esta película es una celebración; un recorrido cinematográfico a lo largo de las décadas: poético, divertido, desobediente, ingobernable, cariñoso, inapropiado, travieso, en permanente estado de asombro. Divertido. Emotivo. Diferente. La Reina como nunca antes vista”.
Con información de El País