Cuando cometemos un error el peor castigo no es la consecuencia; sino ese miedo a lo desconocido que a veces no podemos controlar y en otras ocasiones ese miedo es más terrorífico que el propio castigo; ya que no sabemos quien o que nos puede hacer daño, ni la forma ni el momento; solo tenemos que esperar a que llegue y nos arrebate todo y nos deje en la nada. De tal forma “It Follows” nos muestra que el miedo es tan simple, sencillo y primario.
El cine de terror a evolucionado como los miedos, de tal forma el director de It Follows, David Robert Mitchell nos muestra que ese miedo a lo desconocido, ese momento primario al saber que estamos en peligro y que poco a poco alguien se acerca y nos destrozará. En el film la premisa es sencilla, existe algo o alguien que acecha si no es que se tiene sexo y traspasa “la enfermedad”, estará salvado; de lo contrario su destino será la muerte. Lo ingenioso no es el hecho de que se vuelve a castigar a los jóvenes por tener sexo en la adolescencia; (como en la gran mayoría de los Slasher) sino ese “ser” que cada momento se acerca más y más, ese miedo a que alguien está detrás de ti y que solamente uno, que está “infectado”, lo ve. Y de las misma forma en como lo maneja en cuanto a la narrativa que se mezcla como si fuera atemporal junto con la musicalización y los planos secuencias; mostrando un pueblo quieto, solitario, como si estuviera arraigado de la sociedad.
En el comienzo de la cinta la película parece que no será la típica película de terror; en los primeros minutos se hace un paneo hermoso mostrando la zona suburbana, mostrando a una joven aterrorizada, escapando de “alguien”. Minutos después las cosas cambian y está claro que no es cualquier película ya que como se va desarrollando la narrativa es pausada pero correcta con la iluminación muchas veces tenue, algunas otras fría en muchas ocasiones y en otras sobrepasa la temperatura; pero lo más notable en esta conjunción es la música, que nos acompaña y nos esta hablando de tal forma que la paranoia se hace presente, junto con la angustia de cómo se va acechando cada instante más el ser; por eso vuelve a decir que la premisa es muy básica y en muchas otras películas del genero es vista, pero la forma en la que se cuenta nos adentra a un conjunto de herramientas en donde el resultado es hermosamente incómodo.
De la misma forma el film nos muestra muchas metáforas de lo difícil que puede ser crecer, ser adolescentes y tener responsabilidades como tal, junto con los tabúes y los prejuicios del sexo y lo incomodo que es hablar de ello en la adolescencia, de tal manera nos muestra de una forma simbólica al sexo como evidencia pura de nuestra mortalidad; es decir como el descubrimiento del mismo, el ser humano toma un poco o mucho de conciencia de la condición limitada de su existencia donde se pierde la inocencia y se adentra a esa mortalidad y ese ciclo el cual es crecer y aceptar ser adultos.