Por Sommelier Edgar Aguilar
¡Qué tal, sibaritas! En esta ocasión, más que hablarles de una bodega, se me ocurrió compartirles un poco de la grata experiencia que encontré en un rincón de los pasillos de la cava de vinos de una boutique. Lo curioso del caso al acercarme fue la procedencia de este vino y su mezcla de uvas, por lo que inmediatamente decidí llevarlo a casa y ver de qué se trataba
En estos momentos, mientras escribo estas líneas, se asemeja el momento más a una excusa para beber una copa, pero sin duda hablarles de un vino que enaltece en todo su esplendor las palabras “bueno, bonito y barato”, sin ser pretencioso en ningún momento con ustedes, mis queridos sibaritas.
Pero antes de comenzar a elogiar este vino daré una semblanza acerca de la bodega que lo elabora, porque sería una condena no hacerlo, ya que yo mismo siempre pongo por sobre todo los productos 100% mexicanos.
Se trata de una bodega de vinos mexicana que a lo largo del tiempo se ha ido extendiendo en su oferta de vinos, regalando increíbles sorpresas con productos versátiles para el publico conocedor y no conocedor que comienza a interesarse en el mundo del vino. Sin duda se reconoce el mérito ante tales logros y el resultado es la gran diversidad de vinos con diferentes personalidades y que hoy la verdad fue una sorpresa para su servidor el producto que estoy bebiendo.
Bodegas de Santo Tomás, el sabor de la historia
El origen de Bodegas de Santo Tomás está ligado a esas expediciones que llevaron a los dominicos hasta ese lugar que hoy conocemos como Valle de Santo Tomás, donde, desde 1791, inicia una historia que hasta el día de hoy se mantiene unida por esas vides que año tras año ofrecen esos hermosos frutos con los cuales elaboran los vinos de Santo Tomás desde hace 118 años.
Dentro de las diversas gamas de vinos que oferta la bodega en el artículo de hoy describiré con rima y bomba el vino que estoy probando: “INTENCIÓN”.
Uvas: 60% Cabernet sauvignon, 20% Tempranillo y 20% Barbera.
Región: Valle de Santo Tomás, México.
Guarda: 2 a 4 años
Temperatura de Servicio: 14 a 16º C.
Tiene un color rojo rubí con destellos cereza que elogian la pupila de quien lo admira por entre el cristal de la copa, sin impureza ni sedimentos a la vista.
Al olfato ofrece notas primerizas a frutos rojos maduros y mermeladas, que se liberan tras el choque de los primeros mililitros del caldo contra el flanco de la copa; es muy aromático, puesto que ya encarando la nariz contra el ras de la copa tras oxigenar el vino hay notas de caramelos, especias dulces como la vainilla y el cardamomo finalizando con aromas sutiles a tabaco y cacao.
Fragante y bien definido, con equilibrio en boca sin intensidad alta, por lo que no es pretencioso, con notas de sabor dulces y amargas que acompañan un alcohol suave y una acidez controlada por la persistencia dulce del vino, equilibrado en toda la expresión de la palabra, con taninos sedoso y con permanecía larga en la boca
Sin duda un buen vino para los amantes de la sutileza y amabilidad en los tintos, que no requiere de ser acompañado con algún alimento, pues el propio vino es el alimento perfecto por sí mismo, y que fuera de todo lo que anteriormente describí es un vino que hace merito a su etiqueta, puesto que tiene toda la intención de quedarse dentro de los favoritos en mi cava, ya que es una excelente opción a precio calidad.
¡Que lo disfruten, mis queridos sibaritas!