Isabella Cota | El País | EFE
Durante abril, el primer mes de confinamiento por la emergencia sanitaria que detonó la pandemia, la inversión en México sufrió su peor contracción desde que se tiene registro. La inversión fija bruta, la medida de lo gastado en construcción y maquinaria que ofrece una ventana a cómo se comporta la economía en general, cayó un 29% en abril en comparación con el mes anterior, la mayor caída desde 1993, año que se tiene registro del dato por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En comparación anual la caída en ese momento fue del 37%.
El lunes 23 de marzo, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador inició lo que llamó la Jornada Nacional de Sana Distancia, una suerte de confinamiento de la población no obligatorio con la que se clasificó a la construcción y otras actividades industriales como no esenciales y ordenó su suspensión. Incluso antes de la llegada del coronavirus, la inversión ya iba en caída desde mediados de 2018 y aceleró su paso a partir de la llegada del presidente López Obrador, quien proclamó una nueva política de “austeridad republicana”. La relación entre empresarios del sector privado y el Gobierno federal ha sido tensa, a partir de la cancelación de grandes obras de construcción como el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y una planta cervecera. Esto también ha contribuido a una baja en la inversión fija.
La caída en la inversión fija reportada por el Inegi prepara el terreno para el estimado del Producto Interno Bruto (PIB), el valor de la producción de bienes y servicios del país, del segundo trimestre del año que se publicará el 30 de julio. En la última encuesta a economistas hecha por el Banco de México, especialistas pronosticaron que el PIB del segundo trimestre se contrajo 18% y su pronóstico anual es de una caída del 9% este año.
El Inegi estima, además, que por lo menos 12 millones de personas perdieron su fuente de ingresos a partir de la pandemia y, durante mayo, segundo mes de confinamiento, se calculó que la población ocupada en la economía informal incrementó de 20,7 a 22,6 millones de mexicanos.
En una entrevista con EL PAÍS, el exsecretario de Hacienda Carlos Urzúa habló de la importancia de la inversión privada para el país. “Ese es el signo más desalentador y más peligroso, aparte del asunto humano, el desempleo y la pobreza”, dijo Urzúa. “Es una cifra dramática porque eso explica la falta de confianza por parte del sector privado”.