La incongruencia en los tiempos de la 4T.
Miren nada más: Andrés Villegas Mendoza fue subsecretario de Gobernación durante el gobierno de Miguel Barbosa Huerta, una de las administraciones estatales en las que más denuncias e investigaciones hubo contra periodistas poblanos.
A varios colegas de varios medios, entre directores, reporteros y columnistas les mandaron auditorías y amenazas. Lo que se interpretó como persecución política. No es que a mí me guste tirarme al piso, pero en mi breve estancia en el periódico 24 Horas, hubo llamadas a la dirección general en la Ciudad de México quejándose de una portada en la que evidenciamos al barbosismo como persecutor.
Quiero aclarar, que, por parte de los directivos del rotativo, jamás hubo reclamos ni censura, sólo se me informó cómo es que llamaron quejándose porque poníamos en evidencia “el legado” de Barbosa Huerta. En fin, gajes del oficio. No es el plan tirarse al piso a estas alturas del partido.
Pues bien, Andrés Villegas era parte del grupo de Julio Huerta y éste era uno de los brazos ejecutores del barbosismo. Dirían los herméticos: “como es arriba es abajo”. En Gobernación, como todos saben, se armaban las tramas oscuras y policiacas contra los enemigos del régimen, en ese caso, contra varios periodistas que ya han denunciado sus casos particulares.
Entonces, no nos desviemos, ¿cómo es que ahora sale el diputado Villegas con una iniciativa de Ley que le dice a los periodistas que se deben comportar con veracidad y lo peor que pone límites a la vida privada?
¿Es en serio, Villegas?
A caso sabrán, él y sus asesores, que ya existe jurisprudencia y se establece que los hombres públicos su vida privada no lo es como tal, y no hablamos de intimidad, de lo que pasa debajo de su ropa interior.
Hablamos de si es que sus esposas, amantes, sobrinos, primos y ellos mismos se enriquecieron inexplicablemente mientras fueron funcionarios; hablamos de que, para mantener a las amantes, no se saca dinero de los ahorros (y si lo hacen, qué pendejos, la verdad) porque por lo regular a las parejas extramatrimoniales se les abre la nómina, se meten de prestanombres, se les adquieren propiedades, casas y hasta las meten de candidatas a puestos de elección popular, cuando se puede.
Ahora, en la historia mundial, las amantes y las esposas son parte de la trama.
¿A caso no fue Ignacia “La Güera” Rodríguez la verdadera independentista?, ella fue quien fue amante de Agustín de Iturbide y también mantuvo amoríos con Simón Bolívar y Alexander Von Humboldt (no fue al mismo tiempo, no sean mal pensados). Imagínense que esa información no existiera porque los historiadores consideraran que es hablar de la vida privada de don Agus.
La intimidad de los personajes públicos se puede mantener sí y solo si, los protagonistas la mantienen discreta y es responsabilidad de ellos. Si se la pasan sacándose fotos y haciendo negocios con recursos públicos, no esperen mucho.
Ahora bien, los periodistas podemos expresarnos libremente sí y solo si, no afectamos a terceros, no difamemos, no calumniemos ni revelemos datos que pongan en riesgo a una persona o a un grupo de personas. Todo eso ya está regulado, ya está en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Hay leyes civiles que establecen el daño moral e incluso hasta Violencia Política de Género que se ha utilizado para bien o para mal para denunciar a periodistas.
¿Qué diablos quería hacer el diputado Villegas?
¿Con qué autoridad moral él puede opinar sobre periodismo?
Es falso que su iniciativa fuera consensuada, alimentada, puesta a discusión con universidades, académicos, reporteros, columnistas, directores y dueños de medios de comunicación poblanos.
Fue una villegada.
Y retomemos la idea original: ¿él no fue parte de la estructura que persiguió periodistas en el barbosismo? Y no sólo se persiguió a los periodistas, también políticos y a varios de Morena.
Su iniciativa de ley nació muerta.
La hizo mal y sólo sus asesores la aplaudieron.
Una villegada.