Lo único que le faltó fue mentir bien. De millonario instantáneo que esperaba ser, acabó en un vividor más que no supo cómo fabricar una mentira.
El martes 28 de noviembre por la mañana, Jorge Arturo Hernández, de 24 años de edad, salió de su domicilio en Lomas de Loreto para vender su Camaro amarillo a un supuesto comprador que había contactado por Facebook. Pocas horas después, al perder todo contacto con sus familiares, éstos emprendieron su búsqueda por redes sociales.
Pasarían sólo un poco más de 24 horas para que, cual protagonista de Sueño de fuga, fuera encontrado aún encadenado y corriendo por su libertaden la junta auxiliar de San Mateo Mendizábal en Amozoc, muy cerca de una telesecundaria en la colonia 21 de Marzo. Su ostentoso juguetito ya había sido hallado unas horas antes a 200 metros de la desviación a Africam Safari en la carretera a Cuautinchán. Todo parecía indicar que el asunto se había resuelto; ahora sólo faltaba encontrar y castigar a los responsables.
Todo, sin embargo, resultó de la forma contraria a la que el sagaz Jorge Arturo esperaba. Fue interrogado en la Fiscalía Especializada en Secuestros y Delitos de Alto Impacto (FISDAI) donde el engrudo se le hizo bolas en un dos por tres; su más grande error fue haber dicho que sus captores habían pedido cuatro millones de pesos por su rescate, cuando su familia nunca recibió contacto alguno de los «plagiarios» pidiendo esa cantidad de dinero. Todo lo demás fue una retahíla que salió por deducción simple: Jorge Arturo Hernández quería sacarle esa cantidad a la familia de su esposa.
Ahora lo único que falta es saber qué castigo le espera a esta finísima persona. Desde luego podría ser un correctivo de orden judicial, aunque con la fama de vividor, lamentable mentiroso y peor organizador de embauques monetarios parece que le puede alcanzar al joven para aprender la lección.