Una sensación extraña recorre tu cuerpo, sin dejar respiro ni paz; tus pupilas se dilatan sin poder parpadear, tratas de pasar saliva, de quitarte el sudor de la frente, pero la sensación se apodera más de ti, comienzas a respirar con dificultad; sin perder detalle en lo que estas apreciando resuena a los lejos una melodía que sólo es aviso de peligro y junto a esos sonidos tu conciencia sabe que nada podrá terminar bien… es tan simple sentir el miedo, esa sensación extraña que recorrer tu cuerpo y que es llevada grandiosamente por las historias, los personajes, los icónicos villanos y sobretodo esa parte fundamental que para mí es la sangre de una película de terror, la música que nos conmueve, nos arrastra a la locura y desesperación para que de un momento a otro explote todo en un éxtasis, en un clímax y así pueda comenzar de nuevo. La música es una pieza fundamental a la hora de expresar miedo en una película, es la clave que nos dará un fundamento para sentirlo, un propisito; partiendo de esto podría tomar en cuenta que la música nos guiará en los momentos más claros o más oscuros.
En la película “Friday the 13th”, la música te va dando respiro y relajación, ya que sólo se insertó cuando el asesino estuviera presente y cuando algo sucede la música se corta para dar tiempo que el público se relajara. Esto mantiene el clímax en su lugar y da la fuerza al villano, ya que se vinculan todos los elementos. De la misma forma, el compositor Harry Manfredini crea el sonido muy particular para esta película que es “ki ki ki ma ma ma”, tan simple y directo; un juego de palabras que spoilea la trama pero también refuerza el sentido de la película y la trama.
Otra melodía icónica es la de «Halloween», de John Carpenter, que compuso la partitura que consiste en una mezcla de piano y de la misma forma mantiene ese misterio y desenfrenada locura por ser un asesino o en este caso una película slasher. La música suena perturbadora como la trama de la película, incluso mantiene la complejidad como su villano.
La complejidad de la música y la relación que se tiene con las películas de terror u horror siempre van entrelazados, mantiene el ritmo divisor entre el suspenso, miedo junto con la tranquilidad, armonía. Como por ejemplo la banda sonora de “El Exorcista” que utiliza estruendosas tonadas, pero a la vez hay ciertas partes que tienen un ritmo melodioso y más dramático que terrorífico; de la misma forma sucede lo mismo con la película de “The Omen”; sus partituras son fuertes, desbastadoras, llenas de desgarre y muy apasionadas. Por otra parte tenemos “A Nightmare on Elm Street” que tiene una música de más calidad y misteriosa que las anteriores, mantiene el terror pero la música es más sintética y no tan natural; pero no la hace menos aterradora, sino que la hace más siniestra.
Cada parte de la música, cada partitura, es un elemento fundamental y bien sincronizado para llevarnos al éxtasis de la desesperación o dejarnos totalmente nuestros por el deseo de más.