Hace poco más de un año, Mónica Silva Ruiz, actual vocera de la campaña de José Chedraui Budib y aspirante a síndica municipal en la capital poblana, presentó sendas denuncias por violencia política de género contra al menos cuatro periodistas poblanos: Álvaro Ramírez, Ciro Calderón, Mario Alberto Mejía y el autor de esta columna, Zeus Munive o sea yo.
Digamos al menos cuatro, porque seguramente son más.
En mi caso particular la vocera Silva Ruiz no pudo demostrar que yo haya incurrido en violencia política contra su persona por ser mujer ante los tribunales electorales. La aspirante a síndico me denunció por una columna en la que yo relato que ella al ser presidenta de la Comisión de Gobernación del Congreso estatal tendría que haberse disculpado porque a su comisión llegaría la renuncia de Héctor Sánchez Sánchez como presidente del Tribunal Superior de Justicia.
Incluso digo que, de recibir la renuncia, seguramente haría una mueca de desagrado.
A la vocera de Pepe Chedraui le pareció que tan solo por decir que haría una mueca eso ya era violencia política de género. Las autoridades locales y federales analizaron el caso con lupa, varias veces fui requerido no sólo por el Instituto Electoral del Estado, sino por el Tribunal. A todas las peticiones di contestación.
Ahí descubrí que, por mi columna, ella se sintió amenazada, perseguida y con miedo a desarrollar su cargo como diputada local. Situación que, por supuesto, era una gran mentira, porque ella siguió siendo diputada local y fungiendo como presidenta de la comisión de Gobernación. Es más, durante el proceso legal, no hablé de ella, ni cuestioné, ni hice referencia ni a su persona ni a su cargo como representante popular.
En el breve tiempo que fui director de 24 Horas Puebla, incluso, le dimos espacio a sus entrevistas y jamás la censuré o bloqueé. Jamás lo llevé a un tema personal. Como tampoco lo hago ahora.
Lo que buscaba la entonces diputada local del PT era censurarme, como ahora lo hace con otros compañeros reporteros.
Es más, les voy a contar algo que no he hecho público: uno de los denunciados por ella, en enero del año pasado, me contó que fue amenazado por personas cercanas a Héctor Sánchez Sánchez ya que él había publicado una supuesta lista de aviadores que despachaban en el Tribunal Superior de Justicia y una serie de irregularidades detectadas en el Poder Judicial. Había recibido mensajes y amenazas telefónicas.
Cuando me lo contó decidí colaborar para hacer un frente, porque sé lo que es ser amenazado y sobre todo porque se hablaba del Poder Judicial del estado.
Por supuesto que no me arrepiento haber escrito lo que escribí porque confío en ese reportero y sé que él sólo hizo su chamba: cuestionar el trabajo que se realizaba en uno de los tres poderes que rigen la entidad.
Hace poco más de 15 días y gracias al trabajo del abogado Roberto Orea demostramos que jamás incurrimos en violencia política de género, que jamás hablamos mal de la persona por ser mujer, que ella nunca demostró que estuviera amenazada o en un punto de crisis o que no pudiera cumplir su trabajo. Tan es así que hoy es candidata a la sindicatura municipal y es vocera.
Ella jamás demostró lo que me acusó y ahí están los archivos para que los revisen con lupa, pues lo que se escribió fue sobre su desempeño como representante popular.
Ella, al contrario, desde su cargo como diputada local quiso censurar y cobrar venganza. No es lo mismo ser legislador que un periodista. El diputado goza de muchas canonjías que le otorga la ley. El periodista no tiene más que su credibilidad y el tiempo.
El lunes pasado a Mónica Silva la nombraron vocera de la campaña del candidato de Morena a la alcaldía de Puebla, sin duda vieron la parte positiva de su trabajo como legisladora y en general su desempeño. No obstante, se les pasó hacer la tarea a fondo porque llamaron a una persona que tiene agravios contra periodistas locales.
Tiene, por supuesto derecho a ejercer una acción contra quien crea que ha afectado su imagen por ser mujer. Nadie cuestiona ese derecho.
Lo que se pone en entredicho es qué tanto realmente hubo una afectación y si es que ella no se extralimitó usando su cargo como legisladora y con gran influencia en otras áreas del estado.
Seguramente, en los próximos días seré nuevamente denunciado por violencia política de género por la vocera y legisladora con licencia por afirmar que ella quiere censurar a la prensa local y utiliza una argucia legal a su favor.
Al menos, en mi caso, así fue y que su nombramiento como vocera del candidato no le ayuda, pero que quede claro, lo que se escribió aquí es sobre su desempeño de sus cargos, jamás se hablará de ella como mujer.
Lo que hago aquí es por un tema fundamental que se llama libertad de expresión y que se sostiene no sólo en la Carta Magna, sino en los tratados internacionales que rigen los Derechos Humanos.
La vocera busca limitar la libertad de informar e informarse.
Mi solidaridad total con los periodistas Álvaro Ramírez, Mario Alberto Mejía, Ciro Calderón y los que se acumulen.
Nota Bene
Aunque Silva Ruiz es la vocera de Pepe Chedraui, confiamos que el candidato de Morena a la alcaldía de Puebla no tiene nada que ver y quizá no le informaron todo sobre el desempeño de Mónica Silva.
Los interesados pueden solicitar el resolutivo de la denuncia por violencia política de genero contra mi persona que ya está archivada.