La comunidad científica y médica aún ignora datos fundamentales sobre el nuevo coronavirus que son esenciales para estimar qué va a suceder en los próximos meses y hasta cuándo serán necesarias las medidas de reclusión.
Una de las más importantes es si una persona puede contagiarse dos veces. Aparte de casos dudosos descritos en la prensa, se conocen cuatro personas posiblemente reinfectadas cuyos casos se han publicado en revistas científicas. Son cuatro trabajadores sanitarios de Wuhan que enfermaron de Covid-19 con síntomas leves. Entre una y dos semanas después de haber pasado la dolencia y haber dado negativo en las pruebas de PCR volvieron a dar positivo. Tres de ellos hicieron cuarentena en casa con sus familias, pero no les contagiaron.
Los propios autores del trabajo, de la Universidad de Wuhan, admiten que puede tratarse de un falso positivo, pues la PCR falla a veces, aunque repitieron la prueba varias veces. Si este tipo de casos fuesen comunes se podrían desbaratar los planes de contención del virus.
“De todas las explicaciones posibles, una doble infección es la menos realista”, explica Margarita del Val, experta en inmunología viral del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM). También es posible que los niveles de virus fluctúen en las personas ya infectadas. Además, la PCR solo mide cuánto ARN viral hay en la muestra. “En muchos casos, sobre todo cuando la carga viral es baja, no se trata de virus completos con carga infectiva, sino probablemente residuos que están siendo destruidos por el sistema inmune”, argumenta Isabel Sola, experta en coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC).
Las pruebas con animales apuntan a que la reinfección no es posible. Científicos chinos han demostrado que los macacos que se infectan con el nuevo coronavirus y pasan la enfermedad no vuelven a infectarse unos días después aunque se les exponga al patógeno, según un estudio preliminar publicado en el repositorio académico BiorXiv.
En este punto es importante entender dos datos que explica Eduardo Fernández Cruz, jefe de inmunología del hospital Gregorio Marañón de Madrid. “Es posible que una persona pueda transmitir el virus a partir de 24 horas después de infectarse, aunque no muestre ningún síntoma”, explica. “Sin embargo, el sistema inmune tarda en torno a un mes en aprender a desarrollar memoria inmune ante el virus”. Es posible que esos dobles positivos se deban a que aún no habían desarrollado una respuesta inmune completa.
Lo que no se sabe aún es cuánto dura la inmunidad ante el virus. Pueden ser años o tan solo meses. Lo habitual es tener inmunidad prolongada después de haber pasado la infección, pero con algunos virus, incluidos algunos coronavirus, no es así.
En 2012, el MERS —un coronavirus más letal que el actual que también provoca neumonía— saltó de camellos a humanos y ocasionó una epidemia que hasta el momento ha matado a 858 personas. El virus sigue circulando y en parte se puede deber a que la inmunidad que desarrollan los humanos dura menos de un año, explica Sola. Es posible que lo mismo suceda con el SARS-CoV-2, aunque es demasiado pronto para saberlo, pues apenas han pasado dos meses y medio desde que se detectaron los primeros casos de Covid-19 en China.
Lo que no se sabe aún es cuánto dura la inmunidad ante el virus. Pueden ser años o tan solo meses
Si el virus es capaz de reinfectar, probablemente lo hará con mucha menos intensidad, explica el virólogo español Alfredo García-Sastre, que trabaja en el hospital Monte Sinaí de Nueva York. “El virus respiratorio sincitial [que causa infecciones en los pulmones y en las vías respiratorias], muy común sobre todo en niños, necesita infectar una media de tres veces durante la infancia para que se adquiera suficiente inmunidad, por ejemplo. Pero, incluso si esto es posible con el nuevo coronavirus, lo más probable es que las reinfecciones causen síntomas más leves y que los reinfectados sean menos contagiosos”, explica.
Otra de las grandes incógnitas es si en octubre habrá una nueva oleada que podría ser incluso más intensa que la actual. Es lo que sucedió con una de las peores pandemias conocidas, la de la gripe de 1918, que mató en torno a 50 millones de personas. La mayoría falleció en la segunda oleada, que llegó en octubre.
Según un estudio publicado esta semana por científicos del Imperial College de Londres, que colaboran con la ONU en modelización de enfermedades, esa segunda ola en octubre será prácticamente inevitable una vez se levanten las medidas de aislamiento. Los investigadores advierten además de que cuanto mayores hayan sido las medidas de distanciamiento social, mayor puede ser el impacto de esta segunda oleada, pues habrá más gente que no ha estado expuesta al virus.
La razón de ser de las medidas de aislamiento impuestas en España y otros países europeos no es tanto evitar contagios como salvar a los hospitales del colapso, pues en torno a un 15% de los contagiados son casos graves que necesitan ser ingresados. Al igual que ha sucedido en China, es posible que en España se pudiera hacer un levantamiento progresivo de las medidas de aislamiento comenzando por las comunidades autónomas que no registren contagios durante unos 14 días. El problema es que probablemente con el levantamiento de las restricciones el virus puede volver a circular. En esta situación, los investigadores de Londres proponen que una vez levantadas las medidas de aislamiento se marquen límites seguros de ocupación hospitalaria más allá de los cuales se volverá a dar la voz de alarma y volver a restringir el movimiento de la población, por ejemplo.
Otra gran incógnita es si la epidemia amainará en verano. Por regla general los coronavirus sobreviven más tiempo al aire libre en temperaturas bajas que altas. Más allá de los 37 grados, cada 24 horas la concentración de virus en una superficie se hace 10 veces menor, explica Isabel Sola. “Pero a condiciones menos extremas, a unos 22 grados y con un 40% de humedad, el virus puede durar hasta tres días en algunas superficies”, añade.
La segunda ola en octubre será prácticamente inevitable una vez se levanten las medidas de aislamiento
Desde un punto de vista evolutivo los virus más exitosos no son los más letales, sino los más contagiosos. La tendencia es que los virus tiendan a hacerse menos dañinos para que sus huéspedes sigan haciendo una vida más o menos normal y los diseminen. Es posible que esto suceda con el SARS-CoV-2, aunque no es muy probable, explica Margarita del Val.
Los virus solo pueden cambiar mutando. Cada vez que una partícula viral invade una de nuestras células el patógeno empieza a hacer decenas de miles de copias de sí mismo. Este es un proceso imperfecto y en ocasiones se producen errores de copia. La mayoría de ellos no tendrán ningún efecto, pero hay algunos que sí pueden darle una ventaja. El proceso de evolución natural favorece las mutaciones que hacen al virus más contagioso y menos letal. Por desgracia los coronavirus mutan muy poco, pues codifican una proteína que actúa como un revisor de textos y corrige los errores. Los coronavirus acumulan 10 veces menos errores que otros virus de su familia y por tanto son mucho menos cambiantes, para bien o para mal. Esto lleva a otra de las incógnitas del virus: a cuánta gente está matando realmente.
En Corea del Sur, la letalidad —el número de infectados confirmados que muere— es de un 0,6%. En la provincia china de Hubei donde comenzó el brote es el 3,7%, pero en el resto de China es apenas el 0,8%. En España es el 4,2%, en Italia el 8,3%. Este baile de cifras se debe en parte al número de tests que se hacen. Corea es uno de los países que más ha hecho y por eso allí la letalidad es mucho menor. Es probable que la letalidad del SARS-CoV-2 sea aún más baja que lo visto en Corea, pues hay una proporción aún desconocida de personas que han estado infectadas y que no se han contabilizado. Pueden ser el 50% del total o pueden ser 10 veces más.
La forma de saberlo es realizar un sondeo serológico, un análisis de sangre a grandes grupos de población expuestos a la epidemia para buscar anticuerpos. Si los tienen, es que han estado infectados. Este tipo de trabajos serán los únicos que desvelen las verdaderas dimensiones de la pandemia. Probablemente estos estudios bajen sustancialmente la letalidad actual del coronavirus.
Una última duda se centra sobre todo en España: no sabemos quiénes se están muriendo de Covid-19. En China, Corea, Italia, Francia y EE UU las autoridades informan de la edad y el sexo de los contagiados, los ingresados graves y los fallecidos. La edad media de los muertos por Covid-19 en Italia ronda los 80 años. El 80% de todos los fallecidos son hombres, un desequilibrio entre sexos que también se ha observado en otros países y que aún no tiene una explicación clara.
En España, el Ministerio de Sanidad no está aportando datos detallados por edad y sexo
El perfil es diferente en otros países. En EE UU, que tiene casi 10.000 casos, hasta el 40% de los hospitalizados tiene entre 20 y 54 años, mucho más jóvenes que en otros países, aunque el riesgo de muerte es mucho mayor entre personas más mayores y con patologías previas.
En España, el Ministerio de Sanidad no está aportando datos detallados por edad y sexo. Esta información es esencial para saber qué está pasando realmente y modelar los futuros posibles. Pero, por ahora, España está a ciegas.