Desde hace unos años, la forma de escribir textos eróticos cambió, ahora está llena de lugares comunes, vulgares, vacíos, donde la sensualidad se confunde con pornografía y las letras llevan por un camino, en el que hay de todo menos erotismo. Pero los siguientes textos son la excepción, se recitan con pasión y lentamente nos llevan por un camino de lujuria hasta llegar al máximo deseo. Disfrútalos.
El Amante, Marguerite Duras
Una obra autobiográfica que narra la aventura de la autora cuando tenía 15 años y vivía con un hombre chino refinado y adinerado. Una relación violenta, pero increíblemente romántica donde no hay amor, pero sí sufrimiento, lágrimas y mucho erotismo.
Juliette, Marques de Sade
En 1801, el rey de las letras eróticas escribía este libro que tiene como principal premisa que no es el amor lo que mueve al mundo, sino la propia fuerza. Al igual que Justine, la fascinante obra nos narra la vida de una mujer llena de virtudes que se verán corrompidas por los vicios de la carne.
El amante de Lady Chatterley, D. H. Lawrence
Son tres versiones, pero la mejor y definitiva es la que se publicó hasta 1960. Constance es una mujer que pierde la virginidad antes de casarse, más tarde, ya en matrimonio con un hombre paralítico se relaciona con un amante con el que desarrolla una relación larga y pasional. Dividida entre ambos hombres refinados y cultos, la mujer se abandona a la violencia de la tormenta.
En brazos de la mujer madura, Stephen Vizinczey
Las memorias de András Vajda, un hombre que desde la infancia ha sido atraído por las mujeres de mediana edad. Comienza a olvidarse de las jovencitas y se relaciona con la seducción de féminas de más de 30 años. Un catálogo para distinguir las virtudes de las mujercitas que de manera humorística y sarcástica aparecen en la cama de un hombre culto y dado a la enseñanza.
Madame Edwarda, Georges Bataille
El proceso de un deseo acrecentado es todo lo que buscas en un libro de Bataille, y esta es la mejor muestra de ello. Madame Edwarda es la imagen de la mujer trasgresora y eróticas que muestra el camino del mal, cada hombre que la sigue es capaz de quedar presa de una realización justo del deseo mismo. Lo que distingue la lectura del francés es el significado del erotismo, un concepto ampliamente gastado, pero que Bataille profundiza para llegar a temas más humanos.
Ada o el ardor, Vladimir Nabokov
Ada viene del ruso Hades, que significa infierno. Para muchos es el mejor libro de la historia. Ada y Van son más que amantes, aunque al principio del libro tardamos en descifrarlo, son hermanos gemelos, por lo que su pasión va en contra de todas las leyes de los hombres y las divinas. Ada es ninfómana, mientras Van un libertino, adicto a los burdeles.
Sexus, Henry Miller
De Miller son conocidos Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio, pero este texto es considerado una de las mejores y más elocuentes obras que hacen referencia al sexo. El libro es largo y en su mayoría autobiográfico, se centra en la vida neoyorquina del autor antes de su viaje a Europa. Velas, muslos, orgasmos, pasiones y piernas enredadas al cuello son parte fundamental del texto.
Las edades de Lulú, Almudena Grandes
Aun en los años de infancia, Lulú con sus 15 años se involucra en una relación con un joven amigo de la familia que despierta en ellas sus primeras experiencias. Así transcurren unos años más, hasta que Lulú tiene 30 y comienza a dividir sus pasiones con otro hombre, un extraño que la puede llevar por el camino de la lujuria y la perdición.
Las relaciones peligrosas, Pierre Choderlos de Laclos
Solo en el primer año de su publicación en 1782, se conocieron 11 ediciones. El carácter depravado de los dos personajes principales, la marquesa de Mertuill y el vizconde de Valmont, fueron razón de censura en los altos niveles de la sociedad francesa, fueron incluso los tribunales de la época quienes lo prohibieron en decenas de ocasiones por ser considerado inmoral.
La lozana andaluza, Francisco Delicado
En 1528, Aldonza es una mujer hermosa, cocinera y amante, que se convertirá en una prostituta en Roma. La Lozana es descendiente de La Celestina. Con expresiones coloquiales, bromas y un lenguaje desinhibido podemos encontrar en este ejemplo uno de los primeros textos que hablan de las delicias que tiene en los muslos de una mujer y en el cuerpo de un amante.
Con información de ABC y Biblio Enmascarado