Segunda semana del 2018. Pasamos de las fotos de los festejos de año nuevo a las imágenes de los muchos juguetes y regalos que trajeron los Reyes. Por cierto que los Reyes año con año se vuelve más espléndidos, yo recuerdo que de niña los Reyes nunca me quedaron mal, pero eran más sencillos, de haber sabido hubiera hecho una lista enorme de los regalos que quería, pero no, siempre pedía una sola cosa, y cuando llegaba me hacía la niña más feliz del mundo. Ahora los Reyes dejan tantos regalos que me pregunto si los niños terminan amando sus regalos de la misma forma que lo hacíamos los que fuimos niños hace algunas (varias) décadas.
Y los Reyes se han vuelto muy populares en las redes sociales, nos encanta compartir de forma gráfica lo que dejó su visita, pero a veces no saben llegar a algunas casas, pierden la dirección o no les mandan la ubicación o muchas otras razones, el punto es que no llegan, o quizá pasan rápido y dejan algo sencillo, pero con mucho amor. Ahí radica la magia de los Reyes, sean muchos, pocos, un solo regalo o tan sólo un abrazo, de cualquier forma lleva todo su cariño. Quizá lo único que podría recomendar a los Reyes es que si en sus posibilidades está dejar más de 15 regalos en una sola casa, podrían (si quieren) dejar 14 y ese último brindarlo a alguna casa de esos papás despistados que se “quedaron sin datos móviles” (guiño, guiño) y no mandaron a tiempo la ubicación de sus hogares. A fin de cuentas los Reyes saben en qué gastan su dinero y es muy su rollo.
Llegó el 2018 y con él también los nuevos (o viejos) propósitos. Y ¿cómo vamos en la segunda semana del año con esos propósitos? Regularmente nos planteamos lograr metas que nos brindarán satisfacción personal en caso de cumplirlas: bajar o subir de peso, salir a correr, viajar más, comprar esto, comprar aquello, etcétera. Y qué bueno que tengamos ese tipo de ambiciones, ojalá podamos convertir esos propósitos en una realidad, pero también podemos añadir nuevos propósitos a nuestra lista: ser más felices, hacer felices a las personas que amamos, o algo así como: “Este año me propongo hacerle una visita sorpresa a mi abuelo/madre/hermano/amigo”, o quizá algo como: “Este año voy a rescatar un perro o muchos gatos”, “Este 2018 voy a dedicarle más tiempo a las personas que amo”. Propósitos que vayan más allá de nosotros, que toquen la vida de alguien o algo más. Lo más valioso que le puedes dedicar a alguien es tiempo, en realidad el tiempo es lo más valioso que tenemos. No hay forma de comprarlo, no hay forma de alterarlo. Si lo dejas ir, lo perdiste para siempre. Nadie es eterno, eso es una realidad que creemos que entendemos, pero en la práctica es mucho más complejo. La vida nos da la oportunidad de disfrutar y crear momentos con las personas que amamos, pero subestimamos el tiempo. Creemos que tenemos algún poder sobre él cuando somos tan diminutos a su lado. Yo les voy a compartir uno de mis propósitos para este nuevo año: no volver nunca a subestimar el tiempo. Aprovecharlo al máximo y crear todos los momentos que eventualmente se convertirán en recuerdos con las personas presentes en mi vida, disfrutar todo de ellas, hacerles saber lo agradecida estoy de tenerlos conmigo.
Es curioso: no podemos contra el tiempo, pero el tiempo tampoco puede imponerse sobre ciertas personas. A lo largo de nuestros días nos topamos con infinidad de rostros y nombres, muchos de ellos pasan desapercibidos, otros llaman tu atención pero terminan por borrarse de tu memoria, y están también aquellos que son inalterables. No importa cuánto tiempo o distancia exista entre tú y ellos, nada cambia, permanece la esencia a pesar de todo, no necesitan verte para conocerte, y te sienten, te sienten de tal forma que la palabra sale sobrando, son sus acciones y sus abrazos los que están ahí, siempre lo han estado.
El tiempo también nos confunde. De pronto, cuando pasamos mucho tiempo con alguien subestimamos su magia, damos por hecho que es algo que poseemos sin detenernos a pensar que somos muy afortunados por poder compartir nuestros instantes con ellos.
Deseo con mis entrañas que este año sea significativo, que todo lo que realicemos nos deje la satisfacción de haber hecho lo mejor que podíamos, que lo intentemos, y que independientemente de lo que ocurra o lo que este fuera de nuestro alcance, lo dimos todo. Que mañana cuando recordemos algún momento, lo hagamos con una sonrisa.
No dejes ir el tiempo sin aprovecharlo, haz que cada uno de los días de este nuevo año valga la pena.
Este texto está dedicado a mi papá y a todos los que con su mera existencia tocaron mi vida y me llenaron de amor y agradecimiento ¡gracias por tanto! Me es complicado describir con palabras lo que significan para mí, simplemente les puedo decir ¡gracias!