Los doctores son personas increíbles; están llenos de anécdotas, son súper interesantes, apasionados y la mayoría hace lo que sea que este en sus manos para salvarte. Sin embargo, andar con un doctor no es pan comido; implica retos que los van a enfrentar como pareja y a ti como persona.
Lo primero que vas a aprender, es a ser flexible con los planes. Los doctores no tienen un horario de oficina y no pueden faltar solo porque están cansados y tienen un compromiso. Vas a aprender a tolerar y a tratar de no hacer planes que sean difíciles de cambiar. Todo mundo te dice de “las viudas de la medicina” (es desesperante) pero la realidad es que no es tan grave, el tiempo libre que tiene lo disfrutan al máximo y aunque llegue destruido después de una guardia, lo extrañaste tanto que no te vas a querer despegar de su lado.
Lo segundo; te conoces mucho más que antes. Al principio cuesta trabajo estar sola tanto tiempo, va a haber noches más largas que otras en las que no vas a tener su atención y les estaría mintiendo si digo que es algo a lo que te acostumbras, no lo haces, pero aprendes a estar contigo y a conocerte. Encuentras pasatiempos que no sabías que te iban a gustar, lees mucho y te puedes dedicar a tu trabajo sin culpa.
Los pequeños detalles son tus nuevos mejores amigos y es la tercera cosa que aprendes. Ya sea desayunar juntos, ir a la tiendita, ver la tele o simplemente saber que no tiene guardia esa noche, son cosas que te ponen del mejor humor y las disfrutas muchísimo.
La cuarta, vas a seguir con tus planes, cosa que creías que no ibas a poder. Tu vida sigue aunque él no te pueda acompañar a muchas cosas. No porque no esté vas a dejar de ir a donde quieres y aprendes hasta a ir al cine sola sin que se voltee tu mundo de cabeza. No pasa nada.
La quinta cosa que aprendes, es a dejar de escuchar historias que no van con la tuya. No, no todos los doctores ponen el cuerno y tenemos que dejar este cliché a un lado. Si no te contesta el celular, probablemente es porque está atendiendo un paciente o tuvo una emergencia. Engañar a tu pareja no tiene nada que ver con la profesión y todo que ver con la persona.
Lo sexto que aprendes es a darle a tu carrera la misma importancia que la suya. Aunque no estés salvando vidas, lo que él hace no es ni más ni menos importante que lo que tú haces. Tu también vas a estar ocupada y hay veces en las que él se va a tener que quedar solo y está bien. Te puedes llevar la grata sorpresa de que una escritora y un doctor hacen el mejor equipo del mundo.
La última cosa que aprendes es a cambiar la frustración por orgullo y admiración. No es fácil pero vale toda la pena del mundo y es una profesión que hace que maduren los dos, personalmente y como pareja.
Yo creo que tiene mucho más cosas buenas, por ejemplo; tienes doctor en casa, aprendes de medicina sin ser médico, entiendes las series de doctores (me encantan), sus logros los sientes tuyos porque los dos hacen sacrificios enormes y lo sabes apoyar en los momentos malos, peores, buenos y mejores.