Considero que tengo derecho de hablar de los que somos comunicólogos y de la carrera como tal porque la estudié y sé de lo que hablo. Te enfrentas con muchas cosas, desde que decides estudiarla, hasta que ya tienes tu título en mano. Te dicen que es una carrera para flojos, o “los que estudian comunicación es porque no saben qué estudiar o se están preparando para ser amas de casa”.
A ver, a ver, a ver. Si, evidentemente hay muchas cosas que tenemos en común todos los que estudiamos comunicación, o por lo menos la mayoría. Creo que muchas son que odiamos ser Godínez y muchas veces no sabemos bien de qué se trata la carrera y lo descubrimos como por ahí del cuarto semestre cuando los filtros que aplican todas las universidades ya hayan acabado, o en ocasiones, nunca acabas de entender bien qué fue lo que estudiaste.
Es una carrera donde aprendes de todo pero se tiene la idea errónea de que por ser muy general no tienes conocimiento específico de nada, ¡no!, al contrario, te desarrollas en muchísimos ámbitos al mismo tiempo y conforme la carrera avanza, te especializas en lo que decidas, obvio si te fuiste a medios, es probable que la parte organizacional no la tengas tan desarrollada, pero es lo mismo que en todas las carreras, probablemente un abogado penal no tenga tan desarrollados los conocimientos de uno civil.
También se tiene el estereotipo arraigado de que los que estudiamos comunicación somos informales, vamos en contra de lo establecido, nos encanta el chisme y no nos comprometemos a nada. No dudo que haya gente que sea así, pero estudiar comunicación no va de la mano con esto. Al contrario, la mayoría de la gente que estudió conmigo es sumamente formal, les gusta seguir reglas y sus conocimientos van mucho más allá de las redes sociales, fotografía y aparatos electrónicos.
Una de las creencias que más me hace ruido, es cuando dicen que es una carrera que no demanda y que tenemos mucho tiempo libre (también me ha tocado que me hagan burla por decir que Tele fue muy difícil) y esto no podría estar más alejado de la realidad. Hay materias que requieren de absolutamente toda tu atención y tu tiempo y como en todas, trabajos y exámenes que te quitan el sueño, literalmente. Tenemos que leer mucho, escribir como si nuestra vida dependiera de ello (sin media falta de ortografía porque si no te ponían cero), estar al tanto de todas las películas y documentales que han salido a lo largo de la historia, saber todo lo que está pasando en el mundo y al instante, entre muchas otras cosas que son requisito si eres comunicólogo.
No por haber estudiado comunicación nuestro objetivo último es salir en la tele o en la radio. Somos expertos elaborando mensajes para todo tipo de audiencias y muchos no trabajan en nada de lo que se supone que tiene que trabajar alguien que estudió esta carrera. Casi siempre, somos las mentes maestras que están tras bambalinas (aunque le pese a muchos)
Es una carrera complicada en la que no sabes de qué vas a acabar cuando la termines, por eso recomiendo en primer lugar, ver bien el plan de estudios de la universidad a la que vayas a entrar porque algunas se especializan en medios, otras en periodismo, otras en corporativo y comunicación organizacional, en fin, si no lo analizas, te puedes terminar equivocando. En segundo lugar, saber dónde quieres trabajar y ver tus opciones antes de meterte. También entender que es una carrera muy saturada y probablemente te tardes en encontrar tu primer (o segundo y tercer) trabajo más tiempo de lo normal.
Más de una vez me han dicho “seguro porque estudiaste comunicación eres muy sociable” y no, de hecho la mayoría somos ratas de laboratorio a las que nos cuesta mucho hablar en público y platicar con alguien que no conocemos. Sigo sin entender qué tiene que ver la carrera con ser social pero es un estereotipo al final. Por otro lado, están los que se imaginan a los comunicadores (así se dice) como animadores de fiestas con voz forzada o el típico turista con la cámara colgada en el cuello (grave error) o de alguien muy flojo porque se cree que es una carrera fácil que estudias «mientras te casas».
Más bien, me atrevería a definir a un comunicólogo como un todólogo. Sabemos hacer de todo y lo que no, lo averiguamos en dos segundos; es raro que se nos caiga el mundo por no saber qué hacer. Si todas nuestras puertas se cierran, hay ventanas y si no, le encontramos un agujero a la pared. Obvio, como en todas las carreras, hay de todo. Lo que le puedo aplaudir es que es tan variada que no hay un perfil como tal, pero lo que sí puedo decir a ciencia cierta, es que somos de los locos que creen que pueden cambiar al mundo.