El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, señalaron a Juan José Verde Montes, teniente coronel del grupo de élite antidrogas como responsable del fallido operativo para capturar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán.
El mandatario pidió expresamente al general Sandoval que diera el nombre del militar que actuó “sin pedir autorización” a sus superiores. Según Sandoval el coronel será investigado por la Fiscalía y ahí se decidirá su responsabilidad “por no informar, no pedir autorización y no esperar la respuesta de quien tenía que estar enterado y decidir”, señaló.
El secretario de la Defensa confirmó que el grupo encabezado por Verde fue el responsable de hacerle el seguimiento durante varias semanas al capo y que actuó cuando él lo consideró oportuno.
Dentro de la escala jerárquica militar, el coronel depende del jefe de información del Estado Mayor, un órgano de apoyo al secretario de la Defensa “por lo que de haber estado informado, tendría que haber sido yo quien tomara la decisión junto al Gabinete de Seguridad”, dijo Sandoval. “Ese hubiera sido el canal correcto para tomar la decisión”, admitió.
El coronel de caballería Juan José Verde, cuya identidad quedó abiertamente expuesta al ser citado en la conferencia de prensa del presidente, dirige el grupo de análisis de información del narcotráfico a nivel nacional, un equipo de élite de lucha contra el tráfico de drogas que tiene una división de inteligencia y otra operativa, confirmó su superior. El general Sandoval se le vio dubitativo cuando citó el nombre completo del militar que ha puesto al Gobierno de López Obrador frente a su mayor crisis de seguridad desde su llegada al poder, hace un año.
No obstante, 15 días después del fallido operativo en Culiacán que terminó con la liberación del capo cuando los soldados se vieron superados, se responde a una de las preguntas clave para saber lo que ocurrió la violenta tarde del 17 de octubre. Sandoval detalló que aquella tarde nunca tuvo información precisa sobre lo que estaba sucediendo en el terreno, y que difundía de forma frenética por las redes sociales imágenes de hombres y vehículos fuertemente armados recorriendo Culiacán y quemando vehículos, por lo que tuvieron que desplazarse la noche de aquel jueves a Culiacán para recabar información fiable.
Sobre una posible división en el Ejército ante la humillante retirada de Culiacán, López Obrador insistió en que “no hay fractura” en las Fuerzas Armadas porque “el Ejército mexicano es leal y distinto de los de otros países”, insistió.
Sobre las filtraciones al cartel de Sinaloa, quien estaba informado de su llegada, el general Sandoval dijo que se están investigando y volvió a referirse al alto mando al que la gente del cartel de Sinaloa intentó sobornar con tres millones de dólares pero que se negó y quien posteriormente recibió amenazas contra su familia. En este caso, López Obrador si exigió mantener bajo secreto el nombre del alto mando “por seguridad”.
La rueda de prensa de este jueves estaba destinada a clarificar algunas de las dudas pero añadió algunas nuevas sobre la estrategia de seguridad de López Obrador, en medio de una de las olas más violentas de las últimas décadas. A pesar de las reuniones a las 6 de la mañana con su equipo de seguridad un coronel pudo movilizar a 200 soldados para detener al hijo de El Chapo Guzmán sin tener la autorización de un alto mando. Aunque López Obrador defendió que “no obedece ordenes de Washington”, muchos se preguntan si sabía más la DEA sobre lo que pasaba en Culiacán que el propio presidente de México.