Luis Gatica nació en una familia cobijada por la actuación y la música. Su padre, Lucho Gatica; su madre, Mapita Cortés; y sus abuelos, Fernando y Mapy Cortés.
Desde pequeño inició su carrera en la música, grabando un disco a dueto con su padre. En ese entonces se convirtió en una sensación y se veía obligado a cantar una de las canciones en todos los lugares, incluso en la escuela.
A lo largo de su trayectoria ha probado tanto la música como la actuación, el destino lo llevó a dedicarse más a esta, pero en el camino estudió para ser piloto aviador comercial, carrera que finalizó en Estados Unidos.
Sin embargo, no podría imaginarse haciendo otra cosa. Nació y mantuvo en las venas la sangre de artista que hasta hoy le permite ser uno de los actores con más proyectos realizados en televisión. Nuestra conversación la tenemos justamente en la terraza del hotel María Condesa en la Ciudad de México.
Gilberto Brenis: ¿Cómo fue para ti crecer en una familia artística?
Fue mágico. Fue crecer rodeado de gente del medio. Conocí a Ron Ely, quien interpretó a Tarzán en la serie de televisión. Conocí a muchos cantantes, actores y deportistas. A mí me impresionó Ron Ely porque veía la serie de televisión. Recuerdo que me cargó y él medía como dos metros y yo sentía que si me soltaba me mataba.
¿Cómo empezaste?
En algún momento vi que había un casting para el Centro de Capacitación de Televisa. Le pedí a mi mamá que me ayudara a entrar y me dijo que no, que lo hiciera por mi cuenta. Recuerdo que cuando fui, la persona encargada de seleccionar a los estudiantes me dijo que no estaban buscando gente de mi tipo. Eso se me quedó muy marcado. No sabía a qué se refería. Recurrí otra vez a mi mamá, me dijo que iba a ver. Habló con Martha Zavaleta, quien me llamó a audicionar, y me aceptaron. Entré en la generación de 1983.
¿Quiénes más estaban contigo?
Fue una generación muy buena. Estaban Ernesto Laguardia, Claudia Ramírez, Zuria McGregor, Alejandra Ávalos, fue una generación maravillosa.
Pero tú ya habías hecho cine…
Sí, de hecho había hecho mucho cine, pero sin preparación.
¿Te sentías adelantado en referencia a los demás?
Pues me di cuenta de que podía hacer muchas otras cosas. Estudiar técnica de danza fue complicado, pero me gustaba mucho. Yo no sabía que podía bailar como bailaba. Me empezaron a gustar las películas musicales. Y en Televisa decidieron darnos a nuestra generación la oportunidad de un proyecto de tres años con los mejores maestros. Tuve clases con Hugo Argüe – lles, Héctor Mendoza, Julio Castillo, entre otros.
Debutaste en La fiera con Victoria Ruffo, ¿no?
Sí, fui el primero de mi generación en obtener un papel.
Eres uno de los actores que más proyectos ha tenido, ¿recuerdas todos?
No de memoria, los tengo apuntados por mi currículum. Pero he sido muy afortunado. Siempre me consideran para alguna telenovela y sí, yo sé que he estado en muchas… pero me encanta.
Y has hecho de todo…
Es que sí, me ha tocado hacer circo, maroma y teatro. Todo me gusta.
¿Cómo es tu relación con Televisa?
Yo dejé de tener exclusividad el 31 de octubre de 2018. Y la verdad es que no he parado de trabajar. Para el 13 de diciembre ya estaba pisando los foros de Argos. Ahí hice Preso número 1 para Telemundo. Yo había hecho un casting para un personaje y no me quedé. Pero mi representante me pidió que hiciera dos escenas, leí los textos y los grabé. De ahí me seleccionaron.
¿Te sirvió lo que aprendiste en Televisa?
Por supuesto, la forma en la que nos enseñaron es a trabajar bien y rápido. Siempre he trabajado de memoria, hay algunas ocasiones en que te piden que utilices apuntador, pero prefiero no hacerlo. Me siento más libre no usándolo.
Ahora estás en el proyecto de José Alberto Castro, Médicos, línea de vida. ¿Cómo te sientes?
Sí, regresé a Televisa con ese proyecto y estoy muy contento. Mi personaje es encantador y trabajar con Raquel Garza es un privilegio. La verdad es que ha sido un proyecto que hemos tenido como familia. Somos torteros y con todo el esfuerzo le pagamos la carrera a nuestro hijo, es una familia luchadora con un gran corazón.
Mucha gente piensa que el actor Alfredo Gatica es tu hijo, pero realmente es tu sobrino. Trabajaste con él en La vecina, ¿qué tal fue la experiencia?
Muy buena, aunque se ponía nervioso. Y sí, todo mundo piensa que es mi hijo. Es hijo de una de mis hermanas. Alfredo y yo coincidimos en muchas escenas, y fue increíble. Al principio los nervios lo traicionaban, pero le dije que se relajara y que nos divirtiéramos, que de eso se trataba.
¿Te acuerdas cuál fue el primer cheque que recibiste actuando?
Sí, fue por hacer de extra en un restaurante en la telenovela Amalia Batista con Susana Dosamantes.
Terminaste una buena temporada con El beso de la mujer araña…
Fue también una gran experiencia. Extrañaba mucho cantar. Es algo que yo quería hacer al principio, de hecho grabé un disco. La verdad es que el mundo musical ha cambiado mucho y eso ha repercutido de manera muy desfavorable en lo que significa la industria discográfica. A lo largo de su carrera, Luis Gatica ha comprobado que nada es casualidad. Que todo pasa y sucede por algo. Cree en la Diosidencias y se ha dejado llevar por ellas… sabiendo que siempre está cobijado. No ha sido una carrera fácil, pero tampoco es afecto a quejarse. Sabe que existen proyectos memorables y otros no tanto. Que en el medio artístico siempre estás vigente con el personaje que tienes en ese momento al aire y que una vez que se acaba el público se enfoca en otras cosas, pero nunca te olvida. El cariño del público ha sido factor determinante, nada más halagador que el reconocimiento a través del aplauso en teatro o del reconocimiento de los televidentes en la calle. Ese para él representa el mejor termómetro de que su carrera ha ido por buen camino y de que va logrando mantenerse en el gusto de la sociedad.