[su_heading size=»21″]LA VIDA SIN FLUOXETINA[/su_heading]
Si bien es cierto que actualmente los hombres de diversas edades dicen que nos tienen miedo a las mujeres y a nuestra muy desarrollada habilidad para atorarlos en las múltiples estupideces que día a día se empeñan en cometer (sí, es diario y no finjan que su raciocinio es alto), también es cierto que tenemos pequeños «puntos ciegos» que bien pueden utilizar para salir bien librados de un chingadazo femenil, por lo menos en el instante.
Las mujeres tenemos un olfato mejor que el del famosísimo “chilaquil” (si no saben de qué hablo, métanse a Google, hay muchos perdedores como yo que no sabía quién fue el personaje de moda), tenemos una vista como de rayo láser, podemos andar ciegas hasta para manejar, pero cuando se trata de escupirles un “¡ajá lo sabía!”… siempre se nos agudiza el ojo, y qué decir del oído. En esos momentos somos como Jesús en el Mar Muerto separando todo su cagadero por categorías.
En serio, en un acto de honestidad, ¿sí piensan que les creemos?
Deberían saber que las únicas veces que podemos caer en sus muy malas mentiras, es cuando estamos altamente “enamoradas”, del verbo “me trae apendejada y prefiero hacerle creer que tiene la razón en todo, ya sé que en algún momento la va a cagar, pero ahorita como que todavía no me doy cuenta”, o cuando…ok no, no existe otra.
Fuera de eso, queridos machos alfa, lomo plateado, pelo en pecho, tríceps, bíceps y anexas, créanme que no, el complejo vitamínico en su gestación no fue de buena calidad o quizá les tocó la fila donde Duarte administraba los placebos, yo que sé.
Lo cierto es que mi experiencia en estos temas me avala, es por eso que les comparto 5 puntos para engañarnos, momentáneamente claro está; y si hay mujeres que llegaron hasta éste punto de mi fatídico texto, chulas, les encargo tomen nota:
1.- Ser inteligente la mayor parte del tiempo que estén con la novia (la oficial). Bueno, que si su “detalle” también cree que es la mera mera, entonces les pido el doble de inteligencia; confío en ustedes amiguitos, hagan un esfuerzo.
2.- Dos celulares. No sean codos, inviértanle, uno será el del “trabajo”, incluso si están desempleados, porque ustedes siempre deben estar atentos a las oportunidades laborales que les puedan brindar; es más, pónganse dadivosos y regálenle mínimo un chip a su lady, la NO oficial, claro, porque así se verá normal que les llame a las 2 am todo ebrio “su jefe o su compañero de trabajo”, pidiéndoles ayuda porque tuvieron un problemita y van a tener que ir en su rescate, o ¿por qué no?, ”el cuate” que les acaba de conseguir una chamba porque está con su “patrón” y quiere conocerlos, ya saben, la chamba, el compañerismo, el crecimiento profesional más que nada.
3.- Ocasionalmente finjan que no tienen nada que esconder, dejen su celular (el personal) ahí en la mesa, donde su querer (el oficial, desde luego) pueda ver que tienen tanta confianza que no se lo llevan al baño. Cuando estén con ellas, pongan una foto juntos de protector de pantalla, eso nos hace creer que nos andan presumiendo y que cualquier maldita gata zarrapastrosa se dará cuenta que tienen novia. Ya después cuando vayan a dejarla la quitan, es bien fácil.
4.- Si empiezan a darse cuenta que su “caldo” quiere más atención de ustedes y claramente no van a dejar a la oficial, pero no le han corrido la cortesía de decirle cómo estará el show, ¡abusados!, poco a poco, cuando vean a la de planta, pongan cara de que andan preocupados, como si ya les hubieran dicho que se rumora que hay recorte de personal. Aunado a esto, hagan comentarios como:
“No manches (flaca, gorda, tuétano, panda, cebollín o esos motes románticos que se dicen) necesito contarte algo. Ando estresado, no he dormido bien, no quiero malos entendidos entre nosotros, sabes que te amo, eres la luz de mis ojos, el aire de mis pulmones (o alguna cosa cursi que se les ocurra). Fíjate que “la Lety”, una compañera en la chamba, anda rara, me ve diferente, como que me incomoda, hasta me dijo que cuándo nos tomamos un café, y ya sabes que yo de la casa al trabajo y del trabajo a la casa; pero es sobrina del jefe y pues nada más le digo sí mi Lety, nos ponemos de acuerdo; pero anda insistente. Oye (flaca, gorda, tuétano, panda, cebollín) ayúdame, dime cómo le hago para quitármela de encima sin verme mala onda, cómo le harías tú, porque no quiero perder mi trabajo pero mi prioridad es nuestro amor.
Créanme, hasta les darán ideas para mandar a la chingada a su detalle cuando los cansen.
5.- Por último y no por eso menos importante, si los están atorando, si ya les dijeron “tenemos que hablar”, si la pinche Lety cabrona ya hizo show, pero están seguros de que NO hay pruebas en su contra, recuerden que su única salvación es agachar la cabeza mientras les reclaman, dejen que les griten, que les recen hasta cansarse, y cuando les digan el famoso “¿Por qué te quedas callado?” (y si aún no quieren terminar la relación) levanten su rostro con cara de decepción, traguen saliva, véanlas a la cara y díganles: “¿Qué nos pasó para llegar a esto?, ¿qué hice mal para que dudaras de mí?, sabes que me la paso trabajando porque quiero mi futuro contigo, pero me queda claro que no sientes lo mismo y buscas un pretexto para dejarme, ¿por qué crees en alguien que desde el principio te dije que me hacía sentir incómodo?, confié en ti por amor y ahora me arrepiento, ¿porqué (flaca, gorda, tuétano, panda, cebollín)?”. Les recomiendo ver la Rosa de Guadalupe o alguna novela de Televisa, tienen diálogos buenísimos para esas situaciones.
Ya si de plano el “detalle” tuvo mejor puntuación, pues apliquen la de “no sé qué me pasó, no te quise lastimar, estoy confundido, no sé en qué momento me perdí”, se aguantan la mentada de madre, se van derrotados y ya le pueden hablar sin culpa al “caldo” para verse sin remordimiento.
Pero tengan en cuenta siempre volver al punto 1, sean inteligentes, bueno inténtenlo, porque es muy decepcionante, de verdad, que por más tips que les den, tal pareciera que cuando andan de picaflores nomás se les calienta la maquinita y vale madres todo, y una aquí tratando de preservar la especie humana.
Porque, queridos sementales, déjenme decirles que indudablemente, sea con una, con otra o con la que venga, la verdad es que al final, sí, la van a cagar.
Y como dijera nuestro elocuente Presidente EPN: La clave de una buena relación es una buena relación”, y sí, ya sé que no aplauden.
Mi lado de escritora frustrada agradece ampliamente a esta casa editorial y principalmente a nuestro director general por el espacio y la oportunidad. También, le dedico esta primera colaboración a Don Vic, Doña Cachis y a Regina (mi familia), además de agradecerles por darme tanto material.