El chile en nogada es más que un platillo: es una sinfonía de historia, tradición y contraste. Su mezcla de sabores —dulce, salado, especiado y cremoso— exige un acompañante a la altura. Por eso, seleccionamos vinos que armonizan con cada elemento del platillo y elevan la experiencia a un verdadero festín patrio.
- Chenin Blanc
De cuerpo medio y con notas florales y frutales (manzana, melón, pera), este blanco equilibra la dulzura del relleno y la cremosidad de la nogada sin opacarlos.
Ideal para quienes prefieren frescura y un final elegante.
- Gewürztraminer
Aromático y ligeramente dulce, resalta los matices de la fruta y las especias del relleno sin competir con el dulzor natural del platillo.
Perfecto si la nogada lleva un toque de jerez o si el relleno es especialmente afrutado.
- Rosado mexicano
Un vino rosado seco —como los que se producen en Baja California o Querétaro— ofrece una acidez amable que corta la densidad de la salsa y refresca el paladar.
Vibrante, versátil y con un guiño moderno a una receta tradicional.
- Pinot Noir
Si prefieres un tinto ligero, el Pinot Noir es un excelente aliado: su baja tanicidad no interfiere con la nogada y su bouquet frutal acompaña bien al acitrón y la granada.
Ideal para una cena elegante, sin sabores agresivos.
- Espumoso brut nacional
Las burbujas limpian el paladar entre bocado y bocado. Un espumoso mexicano brut añade un toque festivo y balancea la riqueza del platillo con su acidez chispeante.
Un clásico para quienes quieren brindar por la temporada.