Que no quiere nada serio, que te quiere “para después” o resulta que después de seis meses de darte señales dobles, solo te quiere como amiga. Es de cosas más molestas en las relaciones actuales, invertir tu tiempo en una persona, para darte cuenta tiempo después que en realidad buscaban cosas diferentes.
Creo que es un fenómeno muy popular hoy día pero, ¿por qué se da?, ¿será que seguimos en la fantasía de que la persona cambie “por amor”, ignorando los focos rojos que la mayoría de las veces son tan evidentes?
No quiero caer en el estereotipo de criticar a los millennials porque es molesto, harta, la mayoría no es cierto y casi no hay bases que sustenten las teorías atacantes. Pero sí es una realidad que la gente que está en sus veintes cada vez busca menos el compromiso. Considero que ésto va más allá de tenerle una “fobia” y las razones para evitar las relaciones “serias” pueden ser muchas.
En la actualidad, tenemos demasiadas opciones. Cuando a una persona se le presentan tantas alternativas, de hecho se reducen las probabilidades de que tome una decisión, esto se da desde el momento de escoger un helado hasta elegir a tu pareja. Las redes sociales, las aplicaciones para ligar, los miles y miles de lugares donde puedes salir a conocer gente, dan la impresión (falsa) de que nuestras opciones son amplias y tenemos un abanico enorme de posibilidades que hace que sientan que al elegir a una persona, se están perdiendo de algo mejor.
El problema con todo esto, es cuando tienes a dos personas que buscan cosas diferentes. Por un lado, está la que busca una relación en serio, comprometerse y ver si en un futuro esa es la persona con la que va a compartir su vida. Por otro, están los que no buscan nada serio, se quieren divertir y decir “noviazgo” es peor que hablar de Voldemort.
Hay un pánico evidente al amor no correspondido, a que te lastimen, a hacer el ridículo o a que se rían si dices lo que estás sintiendo. No sé quién nos implantó todas estas creencias sin sentido que su única finalidad es frenar y limitarnos, pero creo que nos podríamos ahorrar muchísimos corazones rotos si se hablara claro desde el principio. De un lado u otro, es nocivo creer que la otra persona busca lo mismo que tú sin hablar de esto antes.
No te estamos aconsejando que desde la primera cita le digas “te amo, quiero casarme contigo y ya sé cómo se van a llamar nuestros bebes” pero sí hay que abrir los ojos a las señalas (clarísimas) que muchas veces no queremos ver porque nos gusta mucho la persona o porque tenemos la ilusión que en un futuro va a cambiar por nosotros.
Desde que te ignoran, te ven solo entre semana porque los fines prefieren salir de fiesta, ponen excusas para no acompañarte de +1 a ningún lugar y no tienes nada claro, aunque hayas hablado con todo tu séquito de amigos y discutido hasta el más mínimo detalle de todas las salidas; sabes que la relación no va por buen camino y que chance no tenga el futuro que quieres, aunque te cueste el mayor trabajo aceptarlo y todo lo interpretes como sea que te de paz mental. Recuerda que cada cabeza es un mundo, las interpretaciones son infinitas y lo mejor que puedes hacer es hablar (en persona por favor).
Hoy, cada vez las relaciones son menos claras y las hay de mil y un tipos y variantes, todas aportan algo diferente y se ajustan a las necesidades de cada uno pero hablemos claro; mientras no haya nada establecido, las dudas no nos dejan dormir. Hay que aprender a aceptar que aferrarnos a personas tóxicas que no nos convienen, no nos trae nada bueno y volvamos a la hermosa costumbre de aprender a esperar a alguien que realmente valga la pena y esté buscando lo mismo que nosotros.