Decía la bióloga y científica Rachel Carson: «El mundo de los niños es fresco y nuevo y precioso, lleno de asombro y emoción. Es una lástima que para la mayoría de nosotros esa mirada clara, que es un verdadero instinto para lo que es bello y que inspira admiración, se debilite e incluso se pierda antes de hacernos adultos». Piensa por un momento: ¿cuándo fue la última vez que miraste al cielo? No de cualquier manera sino con intención. Un gesto cotidiano tan fácil y al alcance de todos como éste tiene increíbles poderes para hacerte sentir mejor. Así lo demuestra Dacher Keltner, profesor de psicología de la Universidad de California en su nuevo libro Awe: The New Science of Everyday Wonder and How It Can Transform Your Life. A través de una profunda investigación científica, histórica y personal, este experto, asesor de la película Inside Out de Pixar, demuestra cómo el asombro puede transformar nuestro cerebro y nuestro cuerpo. Aumenta nuestra creatividad, nuestra concentración, nuestro bienestar y, por encima de todo, nos conecta entre nosotros y nos hace más humanos. El asombro es un misterio maravilloso.
Un poco de asombro al día te hace más feliz
¿Puedes medir tu nivel de asombro cuando se te pone la piel de gallina al contemplar un paisaje o al ver a un niño dar sus primeros pasos? ¿Puedes poner palabras a esa efervescencia colectiva que sientes al estar en medio de una multitud cantando al unísono o al contemplar una obra de arte? En Awe, Dacher Keltner explica: «No necesitas circunstancias especiales para sentir asombro – explica Keltner- Cuando mis colegas y yo pedimos a los participantes de la investigación que detectaran los momentos de asombro en su vida diaria, descubrimos, para nuestra sorpresa, que sólo lo experimentaban asombro un par de veces a la semana y que lo encontraban en cosas tan sencillas como la generosidad de una persona, al contemplar el juego de luces y sombras entre las ramas de un árbol o al escuchar esa canción que les recordaba a su primer amor».
Por qué necesitamos mirar más veces al cielo
Algo tan sencillo como mirar al cielo es una gran fuente de asombro y felicidad. «En un momento en el que el mundo está más dividido que nunca, amenazado por tantas crisis, tenemos más necesidad de asombro que nunca», explica el profesor. «Si abrimos nuestras mentes al asombro, se agudiza nuestro razonamiento y nos abrimos a grandes y nuevas ideas. A nivel físico, se reduce la respuesta inflamatoria de nuestro sistema inmunológico y se fortalece nuestro cuerpo. Es el asombro el que activa nuestra inclinación a compartir y crear relaciones fuertes, a realizar acciones para cuidar a la naturaleza y a la sociedad. El asombro nos transforma, nos inspira e invita a crear arte, música o religión». Es decir, que cuando miras al cielo con intención, el asombro que experimentas tiene estos efectos en nuestra mente y en nuestro cuerpo:
- Activa el nervio vago (conjunto de neuronas de la médula espinal que regulan diversas funciones corporales)
- Ralentiza nuestro ritmo cardiaco.
- Mejora la digestión.
- Profundiza la respiración.
- Al reducir la ansiedad, disminuye la acción inflamatoria de nuestro cuerpo.
- Apaga los pensamientos negativos de nuestra mente al desactivar el modo predeterminado, la parte de la corteza cerebral que interviene en la percepción que tenemos de nosotros mismos.
El asombro: un bálsamo de bienestar para tu cuerpo y mente
Según Keltner, aún no conocemos todos los beneficios que el asombro tiene para nuestro bienestar. Sin ir más lejos, hasta hace quince años, no había una ciencia del asombro, esa sensación que experimentamos cuando entramos en contacto con los misterios que trascienden nuestra comprensión. La ciencia ha centrado en el estudio de emociones como el miedo y el disgusto, como esenciales para la supervivencia humana. Sin embargo, hoy en día sabemos que hemos sobrevivido a lo largo de la historia gracias a nuestras capacidades para cooperar, formar comunidades y crear esa cultura que fortalece nuestro sentido de identidad compartida. Todo eso ha sido provocado y estimulado por el asombro. Según Keltner, el asombro no era una de las seis emociones básicas (enojo, sorpresa, asco, placer, miedo y tristeza) identificadas en 1972, pero las investigaciones nuevas demuestran que «tiene su propia definición».
Cómo practicar el arte de mirar al cielo y otras practicas de asombro diario
Podemos practicar el asombro con nuestras decisiones cotidianas: caminar por una ruta natural desconocida, probar una nueva comida, visitar una exposición… También haciendo algo tan sencillo como mirar al cielo.
- Intenta mirar al cielo cada día durante unos minutos: al amanecer, cuando está cubierto de nubes, en la noche estrellada o a cuando el sol se acuesta. Todos son maravillosos.
- Primero tómate un momento para darte cuenta de cómo te sientes y respira hondo e intencionalmente para conectarte con el momento presente.
- Mira hacia arriba y deja que tus ojos se acostumbren a la inmensidad del cielo. ¡Hay tanto de lo que asombrarse! Las nubes, los pájaros, la luz… Disfrútalo sin prisa.
- Cuando termines, tómate otro momento para notar cómo te sientes después de la experiencia.
(Con información de Telva)