Lo primero que se escucha es una guitarra eléctrica que emula la corneta durante el izamiento de bandera. No es una mala copia de Jimmy Hendrix tocando el himno norteamericano en el concierto de Woodstock, para nada, de hecho suena bastante bien. La leyenda “un extraño enemigo” aparece en letras blancas en un fondo rojo que simula la sangre, vamos a ver algo sobre el 2 de octubre de 1968. Aparece el logotipo de Televisa, siguen los nombres de Emilio Azcárraga Jean y el de Leopoldo Gómez, puedes fruncir el ceño porque dudas, dados sus antecedentes.
Comienza la función: el protagonista se llama Fernando Barrientos, pero identificas inmediatamente a Fernando Gutiérrez Barrios, «Don Fernando», como todavía hay priistas que lo llaman. El actor que lo encarna, todo encopetado, es Daniel Giménez Cacho. Empieza a desfilar una gran cantidad de personas conocidas con sus nombres reales: Alfonso Corona del Rosal, ex regente de la ciudad de México; Luis Echeverría Álvarez, secretario de Gobernación y posterior presidente de México; Gustavo Díaz Ordaz con todo y banda presidencial y enorme bemba, y Emilio Martínez Manatou, secretario de la Presidencia.
La trama es la sucesión presidencial metida en el conflicto estudiantil. Es la guerra declarada de Corona del Rosal contra Luis Echeverría y Gutiérrez Barrios para ganar la partida y suceder a Díaz Ordaz.
Es un thriller político que verás a través de la plataforma Amazon Prime (que le está restando credibilidad a Netflix), en el que se revela que el movimiento del 68 fue infiltrado desde un origen concreto por la policía secreta, la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), para minar el poder de Corona del Rosal. El pleito entre las pandillas pasó a ser el epicentro de la sucesión, teniendo como marco los juegos olímpicos de aquel año, la Guerra Fría y la intervención de la CIA en la política mexicana.
La CIA es, en la serie, ese personaje que está ahí, tirando línea, observando, negociando, amedrentando y creando más conflicto para sacar ventaja.
La escenografía es característica de esos años sesenta: los colores, los filtros de las tomas. Te llama la atención la aparición de Luis González de Alba, “el héroe de Jalisco”, quien es uno de los líderes estudiantiles que en la vida real, la cultura mexicana y los grupos de izquierda trataron de soslayar por su espíritu crítico.
El soundtrack no podía ser de otra manera, los clásicos de la época: los Rolling Stones tocando «Simpatía por el diablo», Juice Newton cantando «Ángel de la mañana» mientras un agente paramilitar de los de Corona del Rosal mata a toda una familia de uno de los agentes de la DFS y, por supuesto, los Doors.
Es una serie reveladora que pone en evidencia al PRI-Gobierno como el causante de la masacre del 2 de octubre. Los medios de comunicación son vistos como agentes y empleados que solo reciben órdenes editoriales por parte de las autoridades; como la figura de los monos: no miran, no escuchan, no opinan… sólo cumplen.
Y sólo al final, los estudiantes, la masa, los que iniciaron con un pleito que terminó con un conflicto político.
Te sorprende. Te deja sin palabras. Hasta el momento van cuatro capítulos de ocho que irás viendo cada viernes. Televisa, Azcárraga Jean y Leopoldo Gómez supieron invertir fuera de su propia compañía de streaming.
Y te queda la duda: ¿qué tan cierta es esta visión sobre la sucesión presidencial y que por los intereses políticos, los propios estudiantes, los ciudadanos de a pie resultaron ser solo rehenes y víctimas de una guerra por un juego de tronos?