Fabiola Cabrera Martínez
Dentro de nuestras familias, hay temas que pasamos de largo, o que de hecho, ni siquiera le tomamos importancia, uno de esos puntos es nuestra microeconomía familiar.
Si tomamos en cuenta, lo que cada familia genera de ingresos y egresos en un mes y si eso lo multiplicamos por las familias de nuestro vecindario o colonia o fraccionamiento o área en donde habitemos, podríamos ir sacando un número considerable del dinero que se mueve en nuestros hogares. Sin hacer comparativos, de quien gana más o quien gana menos. El punto a discernir en esta ocasión, es lo que somos capaces de generar en lo micro.
De repente, perdemos de vista que cada peso de cada día, cuenta y en buena medida, para nuestro propio desarrollo, pero cuando nos vamos comparando con las grandes empresas o consorcios o industrias, a las cuáles les vamos a llamar Macroeconomía, obviamente, nos sentimos apaleados y como que lo que producimos es muy poco.
Si nos concentramos en el resultado del dinero que ganamos, podríamos empezar a tener una disciplina de cada día, de lo que vamos gastando y ganando, para que al final del mes, tengamos un histórico real de en qué empleamos nuestro dinero y cuánto ganamos, ver de qué manera, podemos ahorrar, y no mal gastar el dinero, porque si somos realistas a veces no estamos conscientes de a donde destinamos nuestro dinero.
No es por compararnos, pero hay algunos países donde son muy disciplinados con su economía empezando por sus familias. Es como un hábito que se han hecho y gracias a eso, han podido mantener una estabilidad económica a lo largo de mucho tiempo, han aprendido a destinar porcentajes de sus entradas para invertir, para diversión, para los gastos fijos, para los imprevistos, para créditos de casa, de coches otra parte destinada a los estudios universitarios de los hijos, otra parte para las auto jubilaciones, viajes, etc.
A lo largo de nuestras vidas, tenemos diversos gastos, los cuáles se dividen en dos: gastos fijos y gastos variables. Hay otro punto, que son las inversiones con las cuales se puede ir adquiriendo cosas o bienes inmuebles y muchas más.
Algo muy importante que debemos de considerar en este planteamiento que estamos sugiriendo, es que hay factores externos y diversos que nos pueden desviar del rumbo de lo que tal vez pueda ser una nueva brújula en nuestros planes y sueños que podríamos alcanzar.
Estos factores son las situaciones emocionales que nos van aconteciendo en nuestras vidas, las cuáles pueden ser tan variables y cambiantes que si no tenemos una estabilidad emocional para poderlas sobrellevar, tal vez nuestra economía personal se pueda ver afectada por este mismo punto. Algunos se preguntarán qué tiene que ver una cosa con la otra, ya que con el empleo o negocio propio que se tenga, se genera la economía pero con las emociones que nos rodean, se pueden generar diferentes situaciones en las cuales podamos salir beneficiados y más cuando se está en un ámbito alegre y positivo, pero la contraparte es cuando se está en estado de tristeza, de depresión o de no ver un horizonte positivo y es ahí, donde se pueden tomar malas decisiones y eso pueda obstaculizar el desarrollo sano de nuestras finanzas.
Para ser más claros, cuando nos encontramos en un estado de felicidad y de alegría, todo lo vemos lindo, tenemos más hambre, más energía, gastamos más y no nos importa si se nos acaba pronto la quincena o la mensualidad que percibimos por nuestras labores, sin embargo, cuando estamos tristes o traicionados o en un estado de poca felicidad, entonces todo lo vemos gris, creemos que se nos acaba pronto el dinero o que no vamos a alcanzar nuestros sueños y metas que nos hemos planteado.
La sugerencia de esta columna es para que podamos ir poco a poco, fijándonos metas cortitas para no generar grandes especulaciones y que si no las podemos cumplir, el resultado va a terminar en frustración.
Si nosotros nos planteamos escribir en una misma libreta, todo lo que gastamos por día y lo que tenemos de entradas por día, con el fin de sacar un balance diario y luego hacer un balance semanal y al final, mensual para darnos cuenta en dónde puede haber fugas o los llamados gasto hormiga en nuestra economía y cómo podemos desarrollar una estrategia que nos haga sentirnos más organizados y disciplinados en este punto.
Si requieres de algunas sugerencias particulares para empezar a desarrollar tus propias estrategias, puedes buscarme en mis redes
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