Al adentrarnos en la evolución constante del periodismo, nos encontramos en un punto de inflexión donde la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta tan omnipresente como controvertida. La noticia de que MSN activó una encuesta generada por IA al lado de un artículo del Guardian sobre la muerte de un atleta australiano, ha causado revuelo entre editores y lectores, dejándonos reflexionar sobre el delicado equilibrio entre la tecnología y la sensibilidad humana.
Personalmente he observado con interés el debate que ha surgido alrededor de la decisión de Microsoft de desactivar dichas encuestas y comprometerse a investigar el asunto. Esto resalta la necesidad de una supervisión más estricta en la utilización de la IA, especialmente en temas que requieren un tratamiento cuidadoso, aunque seguramente la investigación acabará siendo superficial, como suele hacerse en estos casos.
Cada día hay una novedad en este mundillo. La transformación de MSN, que pasó de confiar en más de 800 editores humanos a depender de la automatización dirigida por IA, es una muestra clara del cambio de paradigma que estamos viviendo. En Gizmodo en español hicieron lo mismo, afectando a menos gente, claro. Personalmente, he sido testigo de cómo esta automatización ha llevado a errores significativos, como la difusión de teorías conspirativas o de contenido falso, subrayando el riesgo de minimizar el papel del juicio humano en la curación de contenidos.
En este contexto, empresas como OpenAI y Google no se quedan atrás. OpenAI ha establecido alianzas con la Associated Press y el American Journalism Project, buscando explorar cómo la IA puede apoyar al periodismo local. Google, por su parte, trabaja en Genesis, una herramienta que podría revolucionar la manera en que los periodistas interactúan con la información.
A pesar de los desafíos, el uso de la IA en las salas de redacción es cada vez más común. Según un estudio del London School of Economics, aproximadamente el 90% de las redacciones utilizan la IA en alguna forma, ya sea en la transcripción, generación de titulares o incluso en la redacción de artículos completos. No obstante, más del 60% de los encuestados expresaron preocupaciones éticas, lo que me hace reflexionar sobre la importancia de mantener un equilibrio entre la eficiencia y la responsabilidad editorial.
Grandes nombres del periodismo, como The New York Times y The Washington Post, están experimentando con la IA para mejorar la producción de contenido. En España, México y otros países donde se habla el español, seguimos esta tendencia, aunque con cautela, evaluando cómo estas herramientas pueden complementar, y no reemplazar, el ingenio humano.
Reflexionando sobre el impacto de la IA en nuestra profesión, no puedo evitar pensar en la dualidad de su naturaleza. Por un lado, existe un potencial increíble para mejorar nuestra capacidad de informar y conectarnos con nuestras audiencias. Por otro, enfrentamos el desafío ético de cómo implementar esta tecnología sin comprometer la esencia del periodismo: la veracidad y la sensibilidad hacia nuestro público. No se trata de una revolución, sino de una evolución constante y consciente de nuestro oficio.
(Con información de Whats New)