En México el altar de Día de Muertos o Todos Santos también llamado ofrenda (homenaje, ofrecimiento o dedicatoria), se coloca de diferentes y variadas formas dependiendo de la región geográfica, las costumbres y tradiciones locales. En el municipio de Calpan perteneciente al estado de Puebla, año tras año se colocan peculiares altares u ofrendas en mesa y bulto para las personas acaecidas durante el año (ofrendas nuevas) o para rememorar a las personas fallecidas en años anteriores.
Las ofrendas nuevas se colocan en los días previos al Día de Muertos o Día de los Fieles Difuntos y Todos Santos, las casas de los ofrendantes abren sus puertas para familiares, amigos, vecinos y visitantes a partir de las 12:00 horas de los días 1 y 2 de noviembre hasta el anochecer; quienes asisten deben llevar por tradición ceras, veladoras o colocar monedas en un cesto frente a la ofrenda, los padrinos de la ofrenda y los familiares acostumbran llevar ceras escamadas.
Las ofrendas o altares se montan en una mesa rectangular generalmente de madera utilizando como colores básicos el negro y el blanco. El contorno de la mesa se adorna con papel picado blanco o negro con pliegos grandes de papel de china o plástico picado que elaboran los artesanos locales y sobre la mesa se acomodan la frutas de temporada (naranjas, mandarinas, guayabas, cañas, jícamas, plátanos, manzanas, etc.) y el pan de muerto (hojaldras con canillas, rosquetes, patas de mula, bollos de diversas figuras, etc.) formando un bulto que simula un difunto(a). Algunas personas empalman una fajilla de papel cartulina picado con franjas y angelitos como perímetro de la mesa, otras cubren totalmente el bulto que simula el difunto(a) con papel de china o picado dejando fuera algunas frutas y hojaldras, otras no lo cubren.
A los costados de la mesa se colocan 4 ceras escamadas grandes sobre candeleros de barro con abanicos y/o rosas de papel que elaboran con singular maestría los artesanos locales, en la cabecera y en un lugar más alto se sitúa la fotografía enmarcada del difunto(a).
En la parte de la mesa donde se simulan los pies se acomodan los bollos gigantes y ovalados con el nombre del difunto(a). A los costados y al pie también se colocan ángeles de cerámica, un vaso de agua, un platito con sal, atole, dulce de calabaza y/o tejocote, chayotes espinosos cocidos, cazuela de mole y/o pipián, figuras y dulces de pepita de calabaza (gallitos, jamoncillos, etc), calaveritas de azúcar, tamales de maíz, tamales de frijol, tlape[a]xtamales o tlapechtamales (tamales aplastados), pinole, entre otros, junto con aquellas golosinas y bebidas que en vida consumía el difunto(a).
Frente al altar se colocan veladoras o ceras en candeleros de barro, un brasero sahumerio o cajete incensario de barro llamado localmente popochcajete o popoxcajete (se desconoce la grafía correcta que posiblemente provenga del náhuatl popoca=humeante, que humea o poctli=humo y caxitl=recipiente, vasija, cajete). En los cuatro puntos de la mesa se colocan flores de muerto (cempaxúchitl) y/o flores de terciopelo y nube en floreros grandes. La ofrenda o altar se delimita con cadenas de papel picado o se incorporan como decoración a los costados o arriba de ésta.
A un costado del altar se fija un soporte vertical con el atuendo del difunto(a) o un chiquihuite o canasta con su ropa, sus instrumentos de trabajo o afición y todos aquellos elementos que los familiares decidan incorporar. Adicionalmente se coloca un chiquihuite o canasta con pan de muerto y frutas amarrados con un ayate y opcionalmente se incorporan más frutas y pan de muerto en mesitas o niveles más bajos.
Actualmente se han incorporado variados elementos y colores como el morado y el naranja resultado de cambios generacionales e influencias de otras ofrendas.
Las ofrendas se desmontan después del 2 de noviembre bajo la creencia de que los difuntos se llevaron con alegría los sabores y aromas en su travesía de retorno al lugar de los muertos.
Altares en mesa y bulto del municipio de Calpan, memorial de colores, olores y sabores; singulares, tradicionales y excepcionales.
Si acudes a conocer y visitar las ofrendas tradicionales calpenses que implican un extraordinario esfuerzo económico de las familias ofrendantes, ¡no vayas con las manos vacías!, lleva una cera, veladora o monedas para compartir y mantener viva la tradición.
Por: Ana Teysser.
Poblanóloga, escritora, cronista e investigadora cultural independiente. Premio Municipal de la Juventud y el Galardón Poblano Distinguido. Ciudadana 360°
Contacto: anateyssi@gmail.com