Por Zeus Munive Rivera
En la llamada Operación Angelópolis, en la que están involucrados Ignacio Mier, Arturo Rueda, Francisco Romero y un supuesto prestanombres llamado Florentino Tavera, la solución la dio el gobernador Barbosa el lunes por la mañana: “quien se sienta inocente que no se preocupe”.
El diputado morenista Ignacio Mier denunció que detrás de la investigación estaban “tres cochinitos” y el lindo y cortés era Santiago Nieto. No quiso revelar quiénes son los otros dos. Sugirió que son temas políticos.
Su jefe, Mario Delgado, dijo que detrás de todo estaba la “oposición” y mencionó que no dudaba que quisieran enlodar a Claudia Rivera o Alejandro Armenta Mier.
Arturo Rueda, otro de los implicados en la denuncia de la Unidad de la Inteligencia Financiera, fue más atrevido y dijo en su programa:
“Los poderosos que hoy son poderosos… ya lo hemos visto… dejan de serlo… y los poderosos… hemos visto… especialmente en Puebla… luego tienen eeeh… finales complejos, cuando el poder necesita mesura. Mario Marín se confabuló contra una periodista y 15 años después acabó en la cárcel…”.
—Sigue ahí, ¿verdad? —preguntó Rueda a sus interlocutores.
—Sí, sigue ahí guardado —responde uno de sus colaboradores.
Rueda continuó con su advertencia: “15 años después…sigue ahí. Eeeeeh… Rafael Moreno Valle no fue mesurado en el uso de su poder; sufrió una tragedia que todavía es inexplicable. Simplemente digo eso, hay que ser mesurados siempre, y siempre hay que entender que estos procesos a veces son cíclicos y a veces no lo son”.
Hasta aquí todo está bueno como mero chisme y para alimentar nuestro morbo, pero vamos más allá de filias y fobias, más allá de venganzas abiertas u ocultas. Si vemos con detenimiento la denuncia de la UIF, lo que importa no es si es o no político, no es si es que detrás de todo hay una intención de minar la carrera de Mier a la gubernatura o de atacar el trabajo periodístico de Rueda o dejar sin trabajo al tal Florentino.
El tema es más complejo en materia de contabilidad, pero más sencillo cuando hablamos de sumas y restas, de qué se hizo y qué no se hizo. Qué se reportó al SAT y qué no. Cuánto es de ingresos y cuánto de egresos.
¿Cómo es que de la noche a la mañana una persona puede incrementar sus ingresos? ¿Cómo es que alguien que tiene un coche sencillo termina con camionetas de lujo? ¿De dónde salieron 400 millones de pesos? ¿Cuánto dinero está en el banco? ¿Cómo se adquieren tantas propiedades? ¿Es un mero seguidor de Robert Kiyosaky? ¿Decretó tener dinero?
Hay que ver si hay facturas de los cheques que se generaron. Si los pagos de tarjeta van de acuerdo con lo que una persona gana. Habría que entrar a revisar CFDI, cheques, transferencias, pagos de impuestos, retenciones de IVA e ISR.
Uno de los reporteros que reveló la Operación Angelópolis fue entrevistado por Carlos Loret de Mola en Así las cosas en W FM, el lunes al mediodía, y relata que el documento que hizo la UIF son 110 páginas y ahí se involucra a Romero Serrano con Mier, con Rueda, 32 empresas que al parecer son EFOS y hasta un sindicato. El elemento que da a conocer es que el auditor superior del estado fue encarcelado por dicha indagatoria.
En el fondo del tema no es otra cosa más que se deslinden responsabilidades y que se diga de manera objetiva si es que hay enriquecimiento inexplicable, tráfico de influencias, evasión fiscal y lavado dinero, y cómo es que hay 400 millones de pesos de la noche a la mañana.
Lo demás solo es una guerra de dimes y diretes que no sirven de nada.
Para Arturo Rueda lo grave es quién filtró la documentación de la UIF.
Para el público lo grave es saber si la revelación es verdad.
Para Ignacio Mier lo grave es que lo quieren frenar políticamente los tres cochinitos.
Para Mario Delgado lo grave es la oposición.
Para el gobernador Barbosa no hay nada que temer si es que no se hizo nada.
Pero ni Mier ni Rueda ni Delgado ni Moreira (vaya apoyo) desmintieron que la UIF inició una investigación y que se documentaron supuestas irregularidades en las que están presuntamente involucrados Francisco Romero, Ignacio Mier, Arturo Rueda, 32 empresas y hasta un sindicato.
Cuando se es reportero y se publica documentación o revela una intervención telefónica lo que busca es la confirmación de que lo que se da a conocer es cierto. Los políticos siempre atacan a la prensa, denuncian confabulaciones políticas, pero al final no ponen sobre la mesa lo que se está revelando. Se van por la salida más fácil: atacar, buscar quién filtró los documentos, burlarse del oponente, mandar mensajes de advertencia, amenazas.
Cuando en el fondo es como dijo el gobernador: si no hay nada que esconder no hay nada qué temer. Después de todo, uno sabe cuánto dinero se tiene en el banco, cuánto sale, cuánto entra, cuántas facturas nos deben o debemos, qué dinero no se pudo justificar por error nuestro o porque no quisieron emitir el CFDI.
No hay contabilidad perfecta, eso sí. Y todos hemos cometido errores, a veces hemos gastado de más, a veces no le hemos reportado al SAT. Nadie se salva, pero una cosa es que uno admita esos errores y busque repararlos a que sean 400 millones de pesos.
Ahora, en materia política: Santiago Nieto no iba tras de Arturo Rueda. El objetivo era Ignacio Mier y, en segundo lugar, Francisco Romero. Rueda, al igual que el desconocido Florentino, son parte de un entramado que deberán aclarar, no ante los demás medios de comunicación, sino ante la justicia para limpiar su nombre.
Las 32 empresas deberán existir así como sus representantes legales y hasta el sindicato tendrá que dar la cara.
Por cierto, ¿qué tiene que ver un sindicato en todo esto? Y lo que diré es solo especulación, pero se sabe porque lo hemos escuchado que ahora los gremios son extraordinarios para comprarles facturas, ya que son contratados para determinadas cosas que no hacen y son más difíciles de fiscalizar.
El tema más allá del escándalo hay que verlo más frío.
Porque si lo vemos en materia política, seguramente no ocurrirá nada, como siempre pasa, ni hay justicia ni hay investigaciones y todo queda para el anecdotario. Si en realidad se quisiera actuar solo es cosa de que se abran las cuentas bancarias y que Hacienda haga su trabajo.
Alguien escribió por ahí que habría que darle el beneficio de la duda a uno de los actores. Visión muy reducida de la realidad. No, no es así, se llama presunción de inocencia y es un derecho fundamental. Y la justicia no se basa en lo que debe ser, sino en la evidencia.
Y si no hay nada que temer, entonces, pues ¿para qué se preocupan?