Algo que no se ha dicho sobre el Consejo Estatal panista del pasado fin de semana es que dos consejeros pidieron que se adelante ya la sucesión de la dirigencia estatal y no se esperen a finalizar el año, ello con base en los magros resultados electorales del 2 de junio pasado.
Trascendió que fueron varios los consejeros panistas que cuestionaron el pésimo trabajo de la dirigencia estatal que encabeza Augusta Díaz de Rivera, conocida como “Tití”. En particular fueron dos quienes sí fueron claros en demandar que asuma su responsabilidad y sus omisiones, así como la entrega de su renuncia a la voz de ya para adelantar el proceso de sucesión: Fernando López Rojas y Rafael Micalco Méndez.
El consejero vitalicio López Rojas recordó que él también fue un perseguido del morenovallismo, pero que jamás se hizo la víctima, que no salió corriendo a Inglaterra —en referencia a las vacaciones que asumió la presidenta después de la derrota y a cuando Eduardo Rivera se dijo perseguido por la ASE—, que asumió su responsabilidad.
Le exigió a su presidenta que no fueran los consultores que contrataron quienes leyeran el informe de por qué se perdió en las elecciones pasadas, sino que fuera ella, como presidenta que informara y respondiera por sus acciones y omisiones.
Además, dijo que la militancia y los simpatizantes de Acción Nacional fueron engañados con encuestas truqueadas, pues recordó que en anteriores elecciones se les decía claramente a los panistas cuando iban perdiendo y cuando iban ganando:
“Se nos informó cuando ganábamos en 1995 con Gabriel Hinojosa; se nos dijo cuando no nos iba bien cuando compitió con Ana Teresa Aranda y con Francisco Fraile, porque así no nos generaban falsas expectativas como sí ocurrió en esta elección; sabíamos que habíamos empatado con Rafael Moreno Valle. Nos decían la verdad. Esta vez, escondieron las encuestas y nos mostraron resultados alterados. Y nos quejamos de las mentiras de López Obrador”.
Recordó que este fue el fin de la época de “Los Cachorros” —grupo de estudiantes universitarios que se afiliaron al PAN en 1986 y eran los seguidores de Francisco Fraile— y que el sueño era ver a uno de ellos, Eduardo Rivera Pérez, convertido en gobernador. “Fue Héctor Vera quien en un acto heroico le mentó la madre a Mariano Piña Olaya; fue un acto heroico cómo Ana Teresa Aranda enfrentó a Manuel Bartlett, hoy no debe ser un acto heroico ser oposición a un gobierno de Morena, debería ser una obligación”.
De ahí que cuestionó el uso de los recursos, la mala planeación para la campaña electoral de este año, la falta de tocar la puerta de cada uno de sus correligionarios para pedir el voto, además de tener cero visión y misión y sin objetivos.
En ese mismo tenor fue la crítica de Micalco Méndez y del excandidato a la alcaldía poblana Mario Riestra Piña, por ello, exigieron que se adelantara la sucesión.
La respuesta y el análisis del estudio que presentaron las empresas consultoras fue: tuvieron mejor estrategia los de Morena.
Lo demás es una conferencia de Augusta Díaz de Rivera, quien dio a conocer los análisis de la derrota, en la cual, la actual dirigencia que ella encabeza no fue la culpable. Jugó al clásico de “no perdimos, nos ganaron”.
Por supuesto, la sucesión no se adelantará.