Uno de los volcanes con más actividad en México es el Popocatépetl, o Don Goyo, ubicado en los límites del estado de Puebla y el Estado de México. Tan solo el pasado lunes, se dio a conocer que había registrado, en 24 horas, 206 exhalaciones, según el monitoreo que realiza el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) junto a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con el Semáforo de Alerta Volcánica del Cenapred y la UNAM, el Popocatépetl se encuentra en amarillo fase 2. Por esto, se hace un atento llamado a las personas a no acercarse al volcán, especialmente al cráter, por el peligro que representa la caída de fragmentos balísticos.
El Popocatépetl tiene una leyenda muy conocida, en la que se asegura que él y su volcán vecino, el Iztaccíhuatl, son producto de una triste historia de amor, sin embargo, existe otro relato que explica el por qué el volcán tiene un sobrenombre, el de Don Goyo.
Y es que, según lo que se cuenta en el poblado de Santiago Xalitzintla, ubicado a 12 kilómetros del Popocatépetl, existen personas que son conocidas como tiemperos, que pertenecen a la familia de los Analco.
Según la tradición, los tiemperos son personas que fueron elegidas y que tienen la capacidad de comunicarse con el volcán. Por ello, el origen del apodo de Don Goyo, viene de uno de los tiemperos más famosos que han existido, de nombre don Gregorio Chino Popocatépetl.
Se cuenta que Don Gregorio no era un tiempero común, pues lejos de escuchar los pensamientos del Popocatépetl, ese hombre era considerado como la personificación misma del volcán.
Por eso, se cuenta que el hombre aparecía cada ocasión que el volcán estaba próximo a activarse, y de esta manera, advertía a los pobladores sobre los posibles peligros que se acercaban y conseguía prevenir desgracias.
Por las apariciones de Don Gregorio, poco a poco la gente del poblado comenzó a conocer con ese nombre al volcán e incluso, como agradecimiento, cada día 12 de marzo, que se conmemora el Día de San Gregorio Magno, los pobladores le ofrecen bellas flores y alimentos deliciosos al importante e imponente volcán.
Don Goyo y los tiemperos
Tiemperos es el nombre con el que se les conoce en Puebla, mientras que en el Estado de México reciben el nombre de Graniceros y en Morelos, misioneros del temporal, además de otra docena de apelativos. Estos son los nombres con los que se les conoce a aquellos hombres que, según la creencia, siguen garantizando las bondades de la tierra, a través del ritual granicero.
Este ritual forma parte de una tradición prehispánica que, con una mezcla de elementos, principalmente católicos, sigue vigente hasta nuestros días.
El tiempero, como mediador del ciclo agrícola, ejerce un control de los fenómenos atmosféricos, como la lluvia, rayos, tempestades, granizos, plagas, vientos y periodos de sequía, porque de esto depende la producción de alimentos.
A mediados de la década de los años 60 del siglo pasado, Guillermo Bonfil Batalla, un antropólogo y escritor, entró en el mundo de los teciuhtlazquie, “el que tira o lanza granizo”.
Trabajó junto al documentalista Alfonso Muñoz, quien quizá desde un árbol, para no irrumpir en las ceremonias llevadas a cabo en la Cueva de las Cruces en Tepetlixpa, Morelos, reveló el rito, con escenas que guardan la sacralidad y solemnidad del acto.
En las fotografías se puede observar cómo la ofrenda que se depositaba en las cuevas y abrigos estaba compuesta por grandes cantidades de pan y fruta, agua, sal; con el tiempo se han añadido guisos y otras piezas, aunque la cruz se mantiene como un elemento primordial, porque personifica el poder de mando de un granicero viejo.
(Con información de Infobae)