No es extraño ya escuchar que algún reconocido cantante decide vender su catálogo. Y no es que se deshaga de algún disco o álbum, sino que directamente se queda con una gran suma de dinero a cambio de perder todo derecho sobre sus propias creaciones. Una vía de ingresos que quizá sorprenda, pero que cada vez toman más artistas.
Bob Dylan, que ha creado más de 600 canciones, vendió por unos 300 millones de dólares todo su catálogo a Universal Music. Una valiosa colección musical que compró Universal Vivendi, gestión que varios medios especializados tildaron como “un negocio histórico”. Y poco después fue el turno de Bruce Springsteen, que decidió tomar este camino y que, además, batió un récord: vendió los derechos de publicación y su íntegro catálogo musical a Sony Music por 500 millones de dólares.
Neil Young, Red Hot Chilli Peppers, Aerosmith, Imagine Dragons y David Guetta también tomaron este sendero, así como este año los primeros en hacerlo han sido nada menos que los herederos David Bowie. Canciones como “Space Oddity”, “Heroes” o “Ziggy Stardust” fueron puestos en venta, junto con el íntegro catálogo del icónico artista, por más de 250 millones de dólares.
¿Por qué están vendiendo su música?
Se juntan varias razones. En primer lugar, el “streaming”, que ha provocado un receso de la venta de música en físico y que se trata de un sistema de escucha que no genera suficiente dinero. Además, aunque se trate de un artista de la talla de Dylan, la suma que pueda recibir por reproducciones no es inmediata, por lo que es preferible obtener la misma cantidad (o más) a través de este tipo de ventas, y así no arriesgarse al paso del tiempo. Así lo explica la revista “Billboard”, que apunta que la combinación de tecnología y coyuntura económica ha resultado rentable en términos de mercado.
Así, aquellos artistas que han tenido que cancelar giras y directos por la pandemia, así como aquellos que ven su retirada de los escenarios cada vez más cercanas, han decidido asegurarse ingresos, tomando la vía de la venta de catálogos. Una moda que, en Estados Unidos, ha irrumpido de manera tan seguida y rápida debido, asimismo, por la última campaña de Joe Biden, actual presidente, quien anunció una subida de impuestos en el ámbito artístico.
Con información de La Razón