Morena pasa por el peor momento de su vida: los priistas que renuncian al partido tricolor se apropian cada vez más de ese partido y los que fundaron el llamado “Movimiento” observan cómo es que otros se quedan con la mayor parte de las candidaturas. Cómo es que les comen el mandado.
Vamos, hasta el licenciado Fojaco, quien fue parte del Frente Juvenil Revolucionario, ya renunció al PRI y ya aseguró una regiduría en San Pedro de Los Aguaros.
Los de Morena que luchaban contra las privatizaciones, con sacar de los servicios públicos a la empresa privada, ahora miran como el perro en la carnicería cómo es que llegan los otrora llamados neoliberales para quedarse con todo eso que ellos construyeron.
Son como aquel meme de Juan Gabriel que está detrás de la palmera. Ahí viendo cómo es que los recién ingresados ya tienen candidaturas a diputados, senado, regidurías y observarán cómo es que no les darán ni la dirección de parques y jardines de algún municipio o al menos la mayordomía para la fiesta del santo patrono de Palmarito Tochapan.
Los priistas, en cambio, salen en hordas para acomodarse en Morena. Lo dijo hace unos años la hermanita del exgobernador Miguel Barbosa, Yeidkol Polevnsky: “se escucha mejor PRI-MOR (PRI-Morena) que PRIAN”.
“¡Es un primor cobrar con Obrador!” el nuevo mantra.
Los llamados fundadores del “movimiento” son los convidados de piedra. Y no sólo es un caso en Puebla es a nivel nacional. Ahí está García Harfuch, por la península ronda un tal Romel Pacheco.
Y si el expriista no cabe en Morena, por temas ideológicos, para eso está el Partido Verde o el del Trabajo o alguno como Fuerza por México, el PANAL o donde se pueda acomodar quien lo necesite porque para eso son los satélites, los partidos bonsai, la chiquillada electoral, que de ideología no tienen nada, pero para cuando caen las prerrogativas son los primeros en estar en primera fila en espera de servirse.
A los ex priistas también se las pusieron muy fácil, les dieron buenos pretextos: un dirigente nacional evidenciado como transa y cínico. Y en el caso estatal, peor, un dirigente que carece de liderazgo y de credibilidad y que sólo ha usado su cargo para su propio beneficio.
Cada día son menos los personajes importantes que se quedan en el PRI, la mayoría o renunció a su militancia o se fueron a pelear por las candidaturas de Morena, mientras que los que fundaron ese partido son hechos a un lado.
Existe una lógica en todo ello, muchos de los fundadores del partido guinda tendrán muchos libros y formación de izquierda, pero les falta el primer elemento para ejercer el poder: dinero. Y ellos, sin ese factor no pueden hacer ni ruedas de prensa porque hay que invitar al menos los cafés.
Los priistas llegan con las chequeras llenas listas para ser usadas y para meterle a las candidaturas a sabiendas que una campaña se gana con dinero, más dinero, más dinero y más dinero.
Los que se quedan en el PRI serán las rémoras de Acción Nacional que tendrán que cargar con ellos aunque ya en términos numéricos cada vez representen menos.
Por ello, en el PRI, el último que apague la luz, por favor.