Actualmente, ya existen vacunas para prevenir ciertos tipos de cáncer. Se dirigen al virus de la hepatitis B, que puede desencadenar cáncer de hígado, y al del papiloma humano, que causa cáncer de cuello uterino y algunos otros. Pero la mayoría de los cánceres no son causados por virus.
El ensayo liderado por el español Eduardo Vilar-Sánchez, del MD Anderson Cancer Center (Houston), de la vacuna del síndrome de Lynch, que conlleva un riesgo de padecer cáncer de hasta un 70 %, será una de las primeras pruebas clínicas de una vacuna para prevenir los cánceres no virales.
La idea detrás de la vacuna es entregar al cuerpo fragmentos de proteínas, o antígenos, de las células cancerosas para estimular el sistema inmunitario para que ataque cualquier tumor incipiente.
Ahora, la Coalición Nacional contra el Cáncer de Mama, está lista para probar vacunas preventivas, en algunos casos en personas sanas con alto riesgo genético de cáncer de mama y otros. Sus esfuerzos han sido impulsados por nuevos conocimientos sobre los cambios genéticos en los cánceres tempranos, junto con el reconocimiento de que debido a que incluso los tumores incipientes pueden suprimir el sistema inmunológico, las vacunas deberían funcionar mejor en personas sanas que nunca han tenido cáncer.
A pesar de los datos prometedores de los experimentos con animales, la mayoría de las vacunas de tratamiento no lograron detener el crecimiento del tumor en las personas. Debido a que los antígenos asociados a tumores también pueden estar presentes en cantidades escasas en las células normales, el sistema inmunitario tiende a ignorarlos.
El ensayo de Vilar-Sánchez, que comenzará dentro de unos meses, administrará la vacuna a 45 voluntarios con síndrome de Lynch, tanto personas en remisión después del tratamiento del cáncer como otras que nunca han tenido tumores. Si los resultados parecen buenos, el próximo paso será un estudio aleatorio de cientos de pacientes durante quizás 5 a 10 años. Hay mucho que ganar, si la vacuna funciona, dice Vilar-Sánchez, una vacuna contra el cáncer no reducirá el riesgo a cero, pero podría afectar la frecuencia con la que realizamos las pruebas de detección.
Con información de ABC