Si el armentismo desea mantenerse como grupo político dominante en la entidad, el candidato de Morena a la alcaldía de Puebla en 2027 deberá surgir de sus propias filas. En ese escenario, el movimiento cuenta con dos cartas fuertes: José Luis García Parra y Laura Artemisa García Chávez, en caso de que se decida postular a una mujer.
En el remoto caso de que José Chedraui Budib lograra reelegirse, el armentismo perdería fuerza, mientras que el grupo de Sergio Salomón Céspedes Peregrina ganaría terreno. Sin embargo —también hay que decirlo—, Céspedes se vería entonces ante una encrucijada: romper con el actual alcalde capitalino para buscar la gubernatura en 2030 o declinar en favor de Chedraui.
El grupo que obtenga la candidatura en 2027 será el que marque la continuidad política en los años siguientes, pues la alcaldía representa el boleto directo para competir por la sucesión gubernamental.
Ahora bien, la definición de la candidatura a gobernador en 2030 no dependerá del actual mandatario, sino de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y de quien la suceda en el cargo.
Son varios los factores que incidirán en esa decisión: el nivel de conocimiento, los positivos entre el electorado, la capacidad de garantizar que Morena sume votos no sólo a la gubernatura, sino también al movimiento a nivel federal; además de contar con respaldo real entre la ciudadanía y arrastre hacia el Senado y las diputaciones federales y locales. Así ocurrió en 2023, cuando fue elegido Alejandro Armenta Mier, la carta que aseguraba el triunfo en 2024 y que aportaba al llamado Plan C.
Armenta Mier sólo tendrá voz y veto en el proceso de 2030.
Donde sí tendrá plena injerencia será en 2027: no sólo para la candidatura a la alcaldía de Puebla, sino también en la definición de los perfiles para los 217 municipios, así como para las diputaciones locales y federales.
Así que en el 2026 los alcaldes que quieran reelegirse deberán subir sus positivos y que los baches no sean hoyos que los hundan en el ostracismo.
Por su parte, la presidenta Sheinbaum se concentrará en la elección de candidatos a las gubernaturas. Desde Palacio Nacional han sido claros: los aspirantes a las 60 alcaldías más importantes del país —entre ellas Puebla— deben ser los más competitivos, aquellos capaces de arrastrar a su zona conurbada y sumar votos para las diputaciones federales.
La sucesión ya comenzó. Posicionar un nombre requiere tiempo, estrategia y visibilidad; no basta con ser conocido, hay que generar confianza y mantener bajos niveles de rechazo. Y eso, inevitablemente, lo miden las encuestas. Por ahora, quien tiene ventaja en reconocimiento público es el actual presidente municipal de Puebla. Necesita elevar sus positivos si apuesta a ser indispensable.
Ahora bien, Sergio Salomón Céspedes se empezará a mover en la entidad, como relató hace unos días el periodista Ricardo Morales, pero a partir del 2028; el exgobernador no se meterá en las decisiones que se tomen en el 2027.
El balón está, en este momento, en la cancha del armentismo.

