La pobreza, la violencia y la narcocultura son factores que pueden provocar que los jóvenes elijan participar en actividades delictivas. Detrás de una persona que elige el asesinato como forma de trabajo en México hay situaciones de pobreza, violencia y, en ocasiones, perfiles psicopáticos, que se combinan con factores socioculturales que enaltecen la actividad delictiva, indica una investigación realizada por la doctora en psicología Arcelia Ruíz Vázquez, cuyos resultados fueron difundidos por Conacyt.
Mediante pruebas psicométricas realizadas a personas presas en el Centro de Readaptación Social de Acapulco, Guerrero, y consultorías con expertos en psicología criminal, la doctora Ruíz elaboró la Radiografía del sicario mexicano, en la que explica rasgos predominantes entre quienes se dedican a esta actividad, que ha cobrado auge durante los últimos cinco años, en los que los homicidios han aumentado 28.48%.
El estudio arrojó que existen 4 perfiles predominantes de sicarios en el país: marginal, antisocial, psicopático y sádico.
Ser sicario, una salida a la pobreza
Los sicarios de perfil marginal, explicó la investigadora, son aquellos que usualmente tienen un origen en ambientes rurales de extrema pobreza, y buscan en el crimen organizado una opción económica ante sus carencias personales, por lo que en principio aceptan realizar labores como el cultivo y recolección de drogas, para posteriormente incursionar en otras actividades “de mayor rango”. Entre las actividades denominadas “de mayor rango” está el cuidado de casas de seguridad, además de ser acompañantes en extorsiones y ejecuciones, lo que de acuerdo con la doctora Ruíz, logra “desensibilizarlos y entrenarlos lo suficiente para sus primeros asesinatos”.
¿Cuáles son sus rasgos de personalidad?
Tienen una necesidad de aceptación y reconocimiento social.
Regularmente son personas que sufrieron violencia desde el nacimiento. Que tuvieron una familia disfuncional donde hay comisión de delitos, violencia, consumo de drogas o abusos en la niñez.
Se caracterizan por tener su origen en ambientes delictivos de las zonas conurbada de las ciudades, su perfil presenta conductas antisociales desde la infancia y adolescencia, que se manifiestan con expulsiones de la escuela, riñas, problemas con la autoridad o comisiones de delitos de menor gravedad.
Cuando llegan a la adultez, el trastorno antisocial de la personalidad se consolida, se intensifican los rasgos de intolerancia a la frustración, impulsividad, hedonismo, temeridad y la búsqueda de satisfacciones inmediatos.
La investigadora destacó que este tipo de sicarios son los que más comúnmente se encuentran en los centros penitenciarios, “debido a que características en su personalidad, como la impulsividad, ostentación y bravuconería suelen comprometer las actividades de los grupos criminales, por lo que pueden ser asesinados o delatados a las autoridades para que los encarcelen”.
Sicarios psicopáticos, los “más peligrosos”
La psicóloga Ruíz Vázquez explicó que, en el perfil psicopático, las personas tienen rasgos de frialdad emocional, ausencia total de remordimientos, crueldad y falta de empatía que, aunado a sus desarrolladas habilidades cognitivas y capacidad de liderazgo, lo convierten en un sicario líder de células criminales y de alto riesgo. Este conjunto de características hace a este perfil peligroso, pues su único objetivo es ganar dinero.
Los sicarios sádicos
Comparten características con el perfil psicopático, su motivación criminal se basa en la necesidad de ejecutar el asesinato con inminentes rasgos de sadismo, por lo que buscará producir el mayor sufrimiento posible a sus víctimas, pues disfruta el proceso de ejecución, comento la experta.
Actualmente, la especialista trabaja en la creación de un programa de prevención de actividades delictivas, con el que buscará que la población infantil y juvenil “sea más crítica en cuanto a su entorno y conozcan otras opciones de crecimiento social que no incluyan involucrarse en el crimen organizado”.
El desarrollo de habilidades emocionales, afectivas y cognitivas les permitirá enfrentar factores de riesgo en su núcleo social y ser agentes de cambio en su entorno. La investigación surgió como parte de un trabajo en el doctorado interinstitucional en psicología, en el que participan la Universidad de Guadalajara, la Universidad de Guanajuato, la Universidad de Colima, la Universidad Autónoma de Aguascalientes y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Con información de Animal Político / Foto: Cortesía