Hoy 25 de noviembre, durante la madrugada, falleció Rosendo Huesca y Pacheco, séptimo arzobispo de y un hombre con profundas amistades en el poder. Sus restos permanecerán en capilla ardiente desde hoy ya hasta el mediodÃa del lunes 27 de noviembre.
Aproximadamente a las 3 de la mañana de este sábado ocurrió el deceso del arzobispo emérito de Puebla, quien fuera arzobispo de Puebla desde octubre de 1977 hasta 2009, cuando arribó al cargo VÃctor Sánchez Espinosa. Nació el 1 de marzo de 1932 en Santa MarÃa Ejutla, Oaxaca y hacia la década de los 50 se traslada a Puebla para ingresar al Seminario Mayor.
Su arzobispado estuvo desde el inicio marcado por la polémica pues poco tiempo antes de que fuera elegido, la ultraderecha poblana derrocó su primer intento de convertirse en cabeza de la iglesia angelopolitana al promover a Ernesto Corripio Ahumada para que fuera nombrado sucesor de Octaviano Márquez y Toriz. Sin embargo, llegó al puesto y sólo dos años después de iniciado su periodo fue anfitrión del papa Juan Pablo II en su visita a Puebla.
Fue decisivo su papel pacificador en la eterna querella entre los liberales y los miembros del «Yunque» poblano. En 2007, al cumplir 75 años de edad recibió una felicitación pública de parte del arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, por su apoyo mientras éste último fue obispo de Tehuacán. Esto no hizo sino avivar un pasado oscuro en el que Huesca se vio envuelto al encubrir a sacerdotes implicados en escándalos de pederastia, como fue el caso del padre Nicolás Aguilar, al grado de llegar a presionar a un periódico local para que no hiciera pública la historia.Â
Aunque nunca lo admitió de forma pública, sus afinidades con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Puebla fueron determinantes para la vida polÃtica de la ciudad y el estado durante su administración religiosa. Fue amigo muy cercano de los tres últimos gobernadores tricolores de la entidad: Manuel Bartlett DÃaz, Melquiades Morales Flores y Mario MarÃn Torres.