Desde pequeño el mundo del cine fue una inspiración, en especial el cine de horror y terror. Veía películas slasher con mi familia pero en especial con mi madre, ella para mí fue la inspiración en acercarme cada día más a éste género, por así decirlo ella fue mí “Pamela Voorhees” (de la saga de Friday the 13th). A mis escasos 6 años iba de la mano con mi mamá al Videocentro más cercano de la casa y fue cuando vimos una película que nos llamo mucho la atención, “Sleepaway Camp”; la tomé y le mostré a mi madre; ya que su póster me había cautivado, mi mamá la miró de un lado a otro, me volteó a ver y sólo sonrió. Fue el comienzo cuando me enamoré perdidamente de los slasher y de la misma forma mi mamá sintió lo mismo; ya que no sólo la rentamos una vez; sino la rentábamos por lo menos una vez al mes. En la actualidad, gracias a un regalo de mi pareja pude verla de nuevo y como niño me sentí, volví emocionado a ver las actuaciones, la narrativa, las tomas, los colores, esa nostalgia se apodero de mi. Sleepaway Camp no será la obra maestra pero en mí, forma parte fundamental de mi vida.
Sleepaway Camp es del año de 1983, dirigida por Robert Hilzik con las actuaciones de Felissa Rose, Jonathan Tiersten, Karen Fields, Christopher Collet, Mike Kellin, Katherine Kamhi. La permisa es simple, en un campamento de verano, varios jóvenes son asesinados uno a uno; sin más, lo maravilloso que tiene es la psicología de cada personaje, desde los protagonistas jóvenes como la tía y el papá de ellos; ya que nos muestran ese trastorno y obsesión por querer tener algo “distinto” o desafiar a lo convencional; por lo tanto esas mentes complejas contagian a la pobre de Ángela, la protagonista, ella esta sumergida en su mente por un trauma que desencadena su desequilibrio mental. Un caos en ella es implantado desde “niña”.
Lo magistral de la película es la forma en como se van atando los cabos y se va mostrando al “asesino” sin dejar a un lado esa sensación de humanizar al villano, al final sentirnos como parte de ese todo, de esa masacre, nos damos cuenta que cada reacción y educación que recibimos desde pequeños nos forman de tal manera. Si le enseñas a un niño a hacer el bien, hará el bien, si le enseñas a ser algo que no es él, el resultado será caótico. De la misma forma es muy reconocible el cómo se complementa la psique de cada personaje, el manejo de la misma mediante los colores, texturas, como entorno y más por la época en la se realizo el film. Es de alabar el empeño y el mensaje que da al final; ese trasfondo resulta ser un tanto poético.
En cuanto a las actuaciones como buen slasher resultan un tanto exageradas y hasta cierto punto caen en lo chistoso pero con ello también es bueno resaltar la actuación de Felissa Rose, esos ojos fijos si que dan miedo. En cuanto a la narrativa es rápida, no hay subtramas que aburran o muestren algo innecesario, como también los planos y secuencias son los típicos de las películas slasher. La musicalización es correcta, no grandiosa pero si es paulatina y envolvente. Lo que también es bueno resaltar que no es la típica película slasher donde muestran desnudos al por mayor, sino que trata de ser un poco más simplista para la época y un poco mas desafiante.
En la actualidad, se sigue alabando el final por ser uno de los más grandioso, explica el porqué de toda la película y lo extraña que puede ser Ángela; como también el final te deja con una sensación un tanto terrorífica y angustiante. Muy recomendable para estas vacaciones y más si van a un campamento.