Por: Arturo Manzano Nieto
Fotos: Abby Manzano
A la distancia parece una imagen homogénea, una plasta urbana no digna de atención, sin embargo, cuando se enfoca la mirada, diversas formas, signos, colores, saltan como si se tratara de una manifestación de ideas que esperaban agazapadas la menor provocación.
La menor provocación puede ser un alto del semáforo, morbo, repudio o interés ciudadano por algo que le es ajeno o, quizá, no tanto.
El stickerismo es una de las manifestaciones del arte urbano, que se mezcla en alguna esquina, pared o poste con el grafiti, el paste up, promoción sonidera o política, pero que resiste a cualquier examen de identidad propia.
Rosana Barragán, magíster en Estética y Teoría de las Artes, lo define como un arte realizado mediante técnicas y procesos artísticos, que puede ser pintado, dibujado, impreso por métodos mecánicos, fotomecánicos, electrónicos o digitales y aplicado en diversos soportes del espacio público.
Para el artista visual @videnscarlos la cosa es más profunda: “es una forma de expresión, ese aspecto de galería urbana donde todos te ven, en una galería donde no necesitas pagar para estar ahí, no necesitas un curador, no necesitas un museógrafo para que te vaya a ver y te diga: ‘oye tu obra sí puede estar aquí’. No, es como decir ‘la calle me pertenece, la calle es mía’”.
El stickerismo, como el resto de las manifestaciones de arte expuesto en vía pública, cuenta con la clandestinidad como sello y la adrenalina que desprende como uno de sus motores.
“NO PISAR”
Una pega inicia desde la fabricación de las piezas artísticas que identifican a la persona con el personaje, una identidad reconocible por el resto del universo de stickeros. No se trata exactamente de códigos, sino de alter egos.
Los stickeros se reconocen entre sí por la característica de los dibujos, formas, técnica, colores, frases, también por la zona en la que pegaron.
Por lo tanto, hay una condición que se respeta: “no pisar”.
No pisar es no invadir el espacio. “A pesar de que la señalética está atascada con stickers, es buscarte un lugarcito en donde puedas pegarlo”, explica @videnscarlos, sin tapar un arte colocado previamente.
Todo el espacio público es candidato a ser intervenido por los stickeros, particularmente el mobiliario urbano, con una marcada preferencia por la señalética.
MULTIVERSOS URBANOS
La esquina que hacen la avenida Diagonal Defensores de la República y la calle 2 Poniente es un perfecta escena urbana: cablerío suelto de las telefónicas, medidores de luz, un balcón con alambre de púas, el bullicio de los autos, el sonar de cláxones, también hay tres señaléticas que orientan, o al menos lo intentan, a los automovilistas el rumbo a tomar para ir a México, Oaxaca o Tlaxcala.
La de Tlaxcala es un catálogo de stickers, un multiverso en el que convergen técnicas, materiales, identidades y tiempos. Una extravagante bailarina afro con diminuto bikini se expresa muy cerca de un perro que prepara la micción, levanta la patita, abajo una suerte de Frankenstein con ojos alicaídos, mostrando una gran dentadura con ánimo de espantar.
En este multiverso stickero también caben, por qué no, un pez unicornio, una calavera con peinado rumbero, una gota con ojos saltones, una bala perdida, junto a dos antihéroes nacionales: Pancho Villa –achaparrado tocando la guitarra– y el Chavo del Ocho.
Otro multiverso, una caja de registro Telmex en la zona de La Paz, despliega un Don Ramón subversivo con paliacate amarillo cubriéndole el rostro, más allá un gato cíclope, un personaje con gran sonrisa y gafas de pixel, una simbología que simula una corona.
En la otra cara del tótem, tres Chavos del Ocho en serie con la mirada enfocada, posiblemente, en una torta de jamón; en la parte de arriba una leyenda que reza “Dirty was here” (el sucio estuvo aquí).
Jorge Negrete, Cantinflas, AMLO, una vaca alegre, la silueta de Gene Simmons –el más estrafalario de los Kiss–, dinosaurios, personajes de South Park, frutas, animales, autos, símbolos aztecas, el Subcomandante Marcos, Marilyn Monroe, corazones, un hongo forman parte de la infinita variedad de las calcomanías.
Por evidentes razones prácticas la mayoría de los stickers son de medidas de 10 por 10 o 13 por 13 centímetros, eso les permite ser trasladados en mochilas o en la bolsa de la chamarra, sin generar sospecha, sacados con discreción y pegados en un santiamén.
EL ACTO EFÍMERO
“El sticker tiene esta cuestión de acto efímero, por el hecho de que tú pegas el sticker, pero lo que hace el tiempo es que lo va desgastando, la lluvia y todo lo que pasa con el ambiente se cae solito, entonces, ese acto de la ciudad, de la calle, efímero también tiene que ver mucho, como esa impermanencia de la ciudad, de cómo cambia y se transforma”, refiere @videnscarlos.
Lo anterior permite que se vayan abriendo, de manera natural, espacios para los nuevos creadores, con ello estilos innovadores, generaciones y expresiones. Un lugar en la galería urbana.
#STICKERCITY
El stickerismo ha trascendido la interfaz física y se ha infiltrado de manera discreta en el ecosistema digital.
En Instagram es posible encontrar contenido de los artistas urbanos bajo una infinidad de hashtags.
#stickercity #stickerpuebla #stickermexico #stickerismo #stickers #sticker #stickersenmexico #street #streetstyle #streetart #streetworkout #streetphotography #calcomanias #calcomania #underground #ilegal #iluminati #lovestickers #vandals, son algunos de ellos.
También se pueden encontrar #stickersenmexico #stickerart #stickeraddict #stickervandal #stickerporn #stickerpunk #stickerworld #stickersytaggs #stickersenlacalle #stickerbomb #stickerbombing #streetart #streetstickers.
Con estas etiquetas la comunidad stickera mantiene comunicación velada sobre los eventos, reuniones, espacios de intercambio y consejos.
Con el hashtag #calcas, por ejemplo, el usuario @fokografo enseña cómo elaborar un extensor de stickers económico y funcional que permita colocar una pegatina en la parte más alta de la señalética.
STICKERISMO LEGAL
El stickerismo tiene entre sus principales rivales a la autoridad.
En los incisos h) y m) de la fracción V del artículo 209 del Código Reglamentario para el Municipio de Puebla, la práctica del stickerismo se considera falta o infracción administrativa contra los bienes de propiedad privada y propiedad del municipio.
La normatividad señala que podrán recibir una amonestación, multa equivalente del valor diario de 15 a 100 unidades de medida y actualización, arresto hasta 36 horas o trabajo a favor de la comunidad, las personas que “borren, cubran, pinten, destruyan o peguen cualquier leyenda sobre los nombres y letras de las placas, señales o números con que se identifican las calles, vías, inmuebles y lugares públicos del Municipio de Puebla”.
El inciso m) es más contundente y considera a quienes “realicen grafitis (…) o colocación de calcomanías, emblemas o cualquier tipo de trazo en los inmuebles públicos o privados, bardas, puentes, pisos, banquetas, guarniciones, monumentos, señalamientos de tránsito o cualquier otro bien que se encuentre dentro del Municipio de Puebla, sin la autorización de los propietarios o poseedores o de la Autoridad Municipal competente”.
Para @videnscarlos el daño que provoca un sticker no es tan grave como el aerosol que sí interviene sobre los muros o mobiliario y que para quitarlo se requiere el uso de solventes; en el caso de las calcas, con solo tallar o arrancándolas se van rápido; la lluvia y el sol también hacen su parte.
Mientras los stickeros, una suerte de Van Goghs urbanos, pelean por la apropiación del espacio público, el Ayuntamiento de la ciudad capital también hace su luchita. En una acción del Organismo Operador del Servicio de Limpia realizada en junio de 2023, se informó que fueron retiradas 7 929 pegatinas, en Zócalo, Barrio de Los Sapos, Avenida Reforma, 16 de Septiembre, Barrio del Artista, El Parián, Parque del Carmen, y las calles principales del Centro Histórico.
Mientras a los artistas urbanos les retiran sus stickers, el usuario @burgerjaw sube una foto con pegotes de la autoridad informando la clausura de una obra: “stickerismo legal. Dice papá gobierno que estos stickersotes sí se ven bien”.
Sin duda, como diría el clásico: todo depende del cristal con que se mira, en este caso, con el Resistol con que se pegue.