«The Bear», la serie más importante que se estrena este mes de octubre en Disney+ se devora en tan solo un par de horas, pues cuenta con ocho capítulos de una media hora.
Cada vez que vemos un programa tipo «Pesadilla en la cocina», nos preguntamos cómo es posible que salga la comida en los restaurantes. Está claro que el chef es el responsable de ordenar ese caos, estableciendo un protocolo y un sistema para que los platos lleguen a los comensales.
«The Bear» nos habla también de esto, pero en este caso se trata de una serie de ficción (aparentemente nada de realidad) que narra, «grosso modo», cómo un chef de alta cocina tiene que dejar su trabajo en un exclusivo restaurante para ocuparse del establecimiento de bocadillos en Chicago que llevaba su hermano.
Carmy Berzatto (Jeremy Allen White) ha heredado el restaurante de su familia, The Original Beef Of Chicagoland, tras la trágica muerte de su hermano Michael. Era una prometedora estrella en el mundo de la alta cocina, había ganado varios premios. Pero a la fuerza ahorcan y, cuando toma las riendas del establecimiento familiar, se encuentra con una manera «espontánea» de hacer las cosas y con que el local está casi en la ruina económica.
Todo esto lo vemos en una mañana loca en la que consigue solo el 10% de la carne de vacuno que esperaba recibir porque no tiene dinero, y debe hacer un trueque con unos pantalones viejos para conseguir más. Así están las cosas, y ficha a Sydney Adamu (Ayo Edebiri), un «sous chef» formado en su misma escuela de cocina, para que le ayude.
El equipo parece ponerle en duda. Por ejemplo, Richie (Ebon Moss-Bachrach), gerente del restaurante y el mejor amigo del fallecido Michael, dice que la formación de Carmy en alta cocina le ha convertido en un snob y que está tomando malas decisiones como retirar del menú los espaguetis favoritos del público. Richie también se pregunta por qué Carmy llama a todo el mundo «chef».
Si tuviéramos que clasificar «The Bear», sería un buen ejemplo de lo que muchos críticos llaman «dramedia», porque es una comedia pero no nos reímos demasiado. Hay rabia, desesperación, duelo, esperanza, confraternización y la interesante idea de que un restaurante emblemático como The Original Beef of Chicagoland funciona como una familia. En este sentido, se plasma muy bien cómo cualquier pequeña variación en la rutina provoca el caos.
Por ejemplo, Marcus (Lionel Boyce), que hornea los panecillos, se resiste a la técnica de Carmy para hacerlos más sólidos hasta que ve los resultados. La cocinera Tina (Liza Colón-Zayas), que enloquece cuando ve a Carmy usar «su» olla, desconfía de la presencia de Sydney.
Estas fricciones se transmiten en un diálogo ruidoso que comunica lo loca que puede llegar a ser la cocina de un restaurante. Es un buen trabajo del director, Christopher Storer, que consigue que veamos cómo a pesar de los conflictos y los gritos, la comida se sirve y los clientes se van satisfechos.
No hay que pensar que va a ser una serie solo de tensiones entre parrillas. Toda esa familia va a dar momentos de risa y momentos hermosos en los que demuestran lo unidos que están. ¿Veremos a The Original Beef prosperando contra viento y marea y a pesar del caos? Buena intención no le falta.
Fuente: Elle