Por Pietris Peralta Langholz
-La curiosa paradoja es que cuando me acepto a mí mismo justo como soy, entonces cambio.
Carl Rogers
Hola mi gente bonita y bienvenidos nuevamente a esta su sección A Libro Abierto.
A mis casi 25 años de vida he experimentado casi toda clase de aventuras, decepciones y lecciones, que van desde conducir una moto hasta navegar un catamarán, pero hay algo que tengo en mi “Bucket list” y es algo de lo cual, muy a mi pesar, fue mi único propósito este año: aprender a manejar.
Así que, ¿tienes 24 años y has vivido tantas cosas y no sabes manejar?, qué ilógico, ¿no? Has pasado por tantas cosas y hay seres humanos que aprenden a manejar incluso desde los nueve años, vaya, he visto videos de perros manejando, ¡hasta existen coches que ya se manejan solos! Y me puse a reflexionar, en qué momento voy a tomar control de mi miedo, de mis inseguridades, de mi estrés, de mi ansiedad, de mis preocupaciones y hasta de mis prejuicios.
Pasamos toda la vida preocupándonos por cosas que al final puede que ni tengan solución, incluso cosas que solo son escenarios ficticios que nos creamos un martes cualquiera a las 2 de la mañana dando vueltas en la cama. Pareciera que no nos damos cuenta que a veces nuestra vida es como si fuéramos en un coche sin control, hasta en el momento que decidimos pasar al asiento del conductor y frenar ese desbocado monstruo de metal. Es exactamente lo mismo con nuestra vida, ¿hasta qué punto vamos a permitir que todo lo malo que nos generamos en el pensamiento tome el control de nuestras vidas?
Miedo al qué dirán, miedo a fallar, moldearnos de una manera tan alejada a la realidad de lo que nosotros en verdad somos. Hace un par de días llamé al hombre más importante de mi vida: mi papá. Y la conversación fue más o menos así,
-Hola, güero, ¿estas ocupado?, necesito una plática “de padre a hija”.
-Para ti siempre tengo tiempo, hija, ¿qué pasó?
-¿Vale la pena cambiar quien eres por una persona?
-Depende de qué.
-Me refiero a actividades, las cosas que te hacen feliz, quien eres en esencia pura, lo bueno y lo malo también.
-No, solo es válido cuando eso va a hacer algo para ti; si se trata que tú vas a hacer mejor persona, si se trata de algo que te va a mejorar y no se trata de orgullo o de imponer. Solo cuando es así, vale la pena, pero las cosas que te hacen feliz, no cuando algo te hace feliz y te llena, a lo mejor te podrán decir «por qué no haces esto para ganar más dinero» o esto o aquello pero no, explicar las cosas a quien realmente importa, siempre que sea con amor y paz es importante. La vida es un estire y afloje, hay que buscar el momento y las cosas adecuadas que decir, siempre buscando la verdad desde la humildad, pero no desde una guerra, sino desde una posición tranquila y aceptando siempre la persona que eres y lo que puedes cambiar,
Entonces, ¿hasta qué punto es correcto cambiar?, cambiar por una sociedad, por una pareja, por miedo a no pertenecer a algo, por miedo a que nos lastimen, por no aceptarnos como somos. Bien dicen que el fin de la vida no es ser feliz, sino ser equilibrado; aceptar lo bueno, lo malo, lo malo que hay en lo bueno y lo bueno que hay en lo malo.
Entonces decidí por fin tomar el volante de mi vida, amarme por la persona que soy, lo bueno y lo malo que hay en mí, modificar las cosas que te impiden avanzar, y amar las que nunca podrás cambiar, y tal vez, solo tal vez, poco a poco llegaremos al lugar donde siempre nos han esperado con los brazos abiertos, donde lo malo en nosotros no es más que algo que hacen que nos amen por las personas que somos y no algo que haga que como buenos intensos nos alejemos, esos tontos defectos que van con tonterías desde los infantiles berrinches hasta las actividades que elegimos para nuestra vida diaria, ya no son impedimentos para que nos amemos a nosotros mismos, sino que se vuelven vínculos de identidad que no son más que una manifestación de los grandes seres humanos que somos,
Si no te gusta tu carrera, cámbiala.
Si no te gusta tu trabajo cámbialo.
Si tus elecciones de vida no te llenan al punto de equilibrio y plenitud en tu vida, ¿qué esperas para cambiarlas?
Gracias a Dios no somos un árbol para no poder movernos del lugar en donde nos encontramos, tenemos solo este breve espacio de tiempo y cuerpo que se llama vida, como para desperdiciarla en un lugar donde no somos felices.
Y si la idea de cambiar es aterradora, pero yo podría morir de un infarto o me podrían atropellar mañana, la vida es muy preciada para desperdiciarla haciendo algo que no puede hacernos felices, y tú mereces ser feliz.
Entonces, con todo el amor del mundo y con Dios de mi lado decidí tomar el volante.
Y espero con todo el corazón que si te has llegado a sentir como yo, también tomes el volante y te vayas de ahí, lo mas rápido que puedas hasta llegar a estar orgulloso de la persona que eres.
No podemos cambiar nada hasta que no nos aceptamos. La condena no libera, oprime.
Carl Jung