Advertencia: si usted es un chairo radical, por favor no lea esta columna… le van a dar agruras. Si usted es un chairo moderado, pásele, pero sobre advertencia, y si es usted un ciudadano común y corriente, esta es su casa.
Tony Gali inició ayer la ceremonia del adiós al celebrar su último informe de Gobierno. Se le recordará como un fenómeno mediático y social, como el único en su especie dentro del morenovallismo, porque supo despresurizar, tranquilizar y unir lo que ya estaba roto. Lástima que duró tan poco, quizá sea algo de lo que muchos le reclamarán, si no es que ya lo han hecho.
Lo dijo el columnista de Intolerancia Enrique Núñez y es una frase que, fuera de guasa, pasará a la posteridad: “Tony es un tipo terrenal” y ayer lo confirmamos cuando se despidió en su discurso: “seré un ciudadano normal”.
Tony es una especie en peligro de extinción porque pocos gobernadores pasan la prueba de poder caminar en las calles tranquilamente, sentarse a tomar un café o pasear en alguna plaza comercial con su familia. Los únicos que lo lograron fueron Alfredo Toxqui, Melquiades Morales y ahora José Antonio Gali.
Los demás cuentan con adeptos y detractores. Quisiera ver a un Mariano Piña Olaya sentarse a las doce del día en el Hotel Royalty, si lo hace ahora es porque las nuevas generaciones no saben quién fue y qué hizo.
Además de ser carismático, una de las virtudes del gobernador saliente es que siempre cumple con su palabra. Como amigo sabe serlo pero como enemigo dicen que más vale no conocerlo.
Supo ser leal al proyecto del morenovallismo porque se sacrificó al ir por una gubernatura de un año ocho meses y no concluir su mandato como alcalde para buscar gobernar Puebla por seis años.
Aceptó que su hijo no fuera primero en la fórmula al Senado y después que lo hicieran a un lado para que entrara en su lugar la dupla de Nadia Navarro y Mario Riestra. En el tema electoral estuvo al margen para no violar la ley, no obstante, nunca le dio la espalda al grupo político al que pertenece, tan es así que ayer todos fuimos testigos del espaldarazo a Martha Érika Alonso como gobernadora electa.
Y es rescatable y aplaudible porque al hacerlo se la está jugando por lealtad, ya que todos desconocemos cuál será la decisión final del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Ayer confirmó que cumple y es un hombre leal, algo que en estos tiempos ya es muy difícil encontrar y más en la política aún con cuarta transformación. Las traiciones están a la orden del día.
Mucho se dijo que se peleó con Rafael Moreno Valle, ayer se vio que no fue así, pues entre ambos se notó una gran camaradería. Probablemente eso es normal, porque ambos son seres humanos, tuvieron y han tenido diferencias en el cómo, pero de ahí a que estén peleados, no lo creo.
Tony Gali además logró que el hombre fuerte de López Obrador, César Yañez, y su esposa Dulce María estuvieran aquí en Puebla. Y dados los radicalismos es algo que no es fácil ver.
Así que Tony Gali ya se va, pero sale por la puerta grande. Habría que ver las salutaciones y la cantidad de fotos que se tomó al final del informe.
Y conociendo al gobernador se lo topará uno en la calle, como siempre, en algún restaurante, como siempre, en algún café, como siempre, pues es uno de esos casos raros en el que el poder jamás se le subió.