El País
Donald Trump ha anunciado este martes que congelará la entrega de fondos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en plena emergencia sanitaria mundial, mientras su Administración evalúa el papel que ha desempeñado este organismo multilateral, al que el presidente de Estados Unidos acusa de “gestionar mal y encubrir” la propagación del coronavirus. El republicano ya llevaba días criticando a la OMS y había amenazado con suspender la financiación denunciando un supuesto trato de favor a China. Esta tarde, tras días de críticas recibidas en sus propias carnes por su lenta reacción a la gravedad de la crisis, Trump ha dado un paso más contra esta agencia con sede en Ginebra y perteneciente a Naciones Unidas, otra institución a la que ha atacado en numerosas ocasiones.
“La OMS ha fracasado en su deber más básico y debe rendir cuentas”,
Ha dicho. El presidente ha señalado como una de las decisiones “más peligrosas y costosas” de la OMS su oposición al veto a los viajeros procedentes de China que Washington aplicó desde el 31 de enero. “Afortunadamente no me convencieron y así salvamos miles y miles de vidas”, ha recalcado el republicano. “Si otros países hubiesen hecho lo mismo se hubiesen salvado muchas más vidas, sin embargo, miren al resto del mundo, países de Europa y regiones que siguieron los consejos de la OMS”, que antepuso “la corrección política”, ha dicho Trump, “a la salvación de vidas”.
El magnate ha comparecido en los jardines de la Casa Blanca en otra de las largas ruedas de prensa diarias que ofrece sobre la pandemia con el objetivo, sobre todo, de defender su gestión de la pandemia ante todas las críticas. En esas comparecencias ofrece pocos datos sombríos (como los más de 605.000 contagiados y más de 25.000 muertos que acumula Estados Unidos), pero deja frases para la historia, como cuando este lunes se arrogó “autoridad total”, sobre los Estados, en la hoja de ruta de la vuelta a la normalidad, toda una provocación para el sacrosanto sistema federal concebido en la Constitución de EE UU.
Este martes, nada más tomar la palabra, ha anunciado la medida contra la OMS en un discurso cargado de dinamita, en el que básicamente ha acusado a la organización de haber actuado en función de los intereses del régimen chino y de haber respondido tarde y mal a la amenaza que se cernía sobre el mundo. “El silencio de la OMS ante la desaparición de investigadores y doctores y las nuevas restricciones a la información sobre la investigación de los orígenes de la Covid-19 [por parte de China] es profundamente preocupante”, ha señalado el republicano. “Se perdió un tiempo muy valioso”, añadió.
No está claro el efecto inmediato de la medida, cuánto durará la investigación por parte de Washington -Trump habló de 60 a 90 días-ni cuándo debe actualizarse la aportación. Estados Unidos contribuyó con cerca de 900 millones de dólares en el presupuesto de 2018-2019, lo que supone aproximadamente una quinta parte del total de 4.400 millones de dólares de presupuestos para esos años, según los datos recogidos por AP. En los datos de la OMS, EE UU figura como principal contribuyente (14,6%), seguido de la Fundación Bill y Melinda Gates (9,7%). Este martes, el fundador de Microsoft reprochó a Trump que ″detener la financiación de la #OMS durante una crisis mundial es tan peligroso como suena». Varios Gobiernos criticaron también la decisión. El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, advirtió de que “no es el momento de culpar” y un portavoz del régimen chino instó a Washington a cumplir sus obligaciones con la organización internacional. El secretario general de la ONU, António Guterres, resaltó que la OMS “es crítica para los esfuerzos del mundo en la lucha contra la Covid-19″ y llamó a apoyarla.
Los errores de la OMS
Cuando la Administración aprobó las limitaciones a los viajes, en efecto, la organización lo criticó alegando que “la restricción de entrada de los pasajeros procedentes de áreas afectadas no son efectivas habitualmente en la prevención de la llegada de casos, pero pueden causar un impacto económico y social significativo”. Además, apuntó la OMS, estas políticas pueden restar recursos a “otras intervenciones”. Incluso el 29 de febrero la organización seguía advirtiendo contra las restricciones. A mediados de marzo, los vetos se extendieron por medio mundo, cuando la pandemia -recién declarada- ya era muy grave. Trump actuó antes que los Gobiernos europeos en ese terreno, pero cometió errores semejantes en la preparación de las pruebas y los equipamientos, y se pasó más de dos meses restando gravedad a la crisis.
También la OMS se demoró hasta el 30 de enero para declarar el brote una emergencia pública y una preocupación internacional, en un comunicado en el que, además, aplaudía a China por “identificar rápidamente el virus y compartir sus consecuencias de modo que otros países pudiesen diagnosticarlas rápidamente y protegerse”. Y el régimen de Xi Jinping acabó desatando la ira de sus ciudadanos cuando el 6 de febrero anunció la muerte por Covid-19 del médico Li Wenliang, quien había intentado advertir sobre el peligro de la epidemia cuando comenzaron los primeros casos y fue amonestado por ello por la Policía.
Tanto el papel de la OMS como el de Pekín en esta crisis son susceptibles de críticas, pero lo que Trump no ha mencionado este martes en su diatriba es que él mismo elogió a China en aquellas semanas en las que el republicano veía la Covid-19 como un peligro lejano. El 24 de enero escribió en su cuenta de Twitter: “China ha estado trabajando muy duro para contener el coronavirus. Estados Unidos agradece enormemente sus esfuerzos y transparencia. Todo saldrá bien. De parte del pueblo estadounidense quiero darle las gracias, en particular, al presidente Xi Jinping”. E incluso después de ese 6 de febrero en el que murió el médico que dio la voz de alarma, el neoyorquino tuiteó que el dirigente chino era “fuerte, agudo y muy centrado en liderar el contraataque al coronavirus”. “Se está adoptando una gran disciplina”, añadió.
En los últimos días, sin embargo, el republicano ha dirigido sus naves contra la OMS y su supuesta connivencia con China. “Es chinocéntrica”, llegó a decir la semana pasada. La institución representa, además, una de estas organizaciones multilaterales que ha denostado a lo largo de toda su presidencia. Semanas atrás, dirigió su discurso contra Pekín refiriéndose constantemente al virus como “virus chino”, por su origen en la ciudad de Wuhan, pese a la estigmatización que puede suponer contra los ciudadanos asiáticos. Trump, que se enfrenta a la reelección en las presidenciales de noviembre, es consciente de que buena parte del resultado depende de su gestión de este desastre global, de si sale de ella como un héroe que salva al país de su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial o como un villano que no supo ver llegar el problema a tiempo.